"¿Juntará mayo lo que aparta abril?" Ulalume González de León
Quién sabe, mayo se va también y junio llegará, con sus horas y sus hordas de poetas. Apartaremos para el mismo junio los recuentos.
miércoles, 26 de mayo de 2010
jueves, 13 de mayo de 2010
Cuadrante: "Cada una de las cuatro porciones en que la media esfera del cielo superior al horizonte queda dividida por el...
... meridiano y el primer vertical. Se numeraban de Oriente a Mediodía, Poniente y Norte, para formar la figura celeste."
Hay mañanas como fue la de este día (a veces son tardes o noches qué sé yo), momentos, espacios temporales, habitaciones desconocidas en las que uno puede extraviarse y de pronto no saber dónde, cuándo. Después de bañarme, muy tempranito, y por el frío que sentí, se me ocurrió pensar que la temperatura fácilmente era identificable como otoño ya tirándole al inviernito y luego, así, como caer en una gota que se desliza por la ventana luego de una lluvia repentina y violenta, me pregunté ¿es acaso otoño, de nuevo? Y estuve a punto de creerlo, necesité de una gran porción de cordura para responder: apenas el invierno sale, aunque ya la primavera tiene más de un mes entre nosotros… fue rudo ubicarme. La desorientación es muy usual cuando al despertar no podemos concebir que todo fue soñado y nos da por creer que lo que dejamos atrás fue lo “real” y pretendiéramos poder dormir (despertar, suponemos) para regresar a aquello.
A veces me da por recordar a Lucina, muy seguido por cierto. ¿Qué es la memoria de los muertos, un baúl lleno de imágenes, palabras algunas inconclusas, fantasía, nostalgias doloridas?
Un día ella y yo mirábamos a Desusito carcajeándose tirado en la banqueta, ella dice que “enloqueció” (o se fue, digo yo), luego de beber toloache y me da su versión del caso: Somos como radios, tenemos un dial (¿por qué siempre pienso en un cuadrante, así se llama también?), nacemos con una determinada sintonización que se va puliendo con los aprendizajes y experiencias; en alguna ocasión o dos o más, con algo que metemos a nuestro cuerpo, con un acontecimiento fuerte, con algún golpe, desintonizamos … hay personas que no estaban bien sintonizadas o que su cuadrante es débil, ya ves algunos radios que la aguja se mueve con cualquier roce… esos, ya no pueden, nunca, sintonizarse de nuevo; nos emborrachamos, por ejemplo y al metabolizar el alcohol, pasar la resaca, allí estamos de nuevo, casi como antes, pero hay quien no pueda y se queda en un mal viaje, un gran miedo, la pérdida... y el aterrizar en la frecuencia incorrecta, quedarse allí, transmitiendo incoherencias, deshilvanando la vida al revés.
Pobre Desusito me digo hoy, viéndolo pasar allá afuera. Y pienso ahora, en la literatura, nunca se lo dije a Lucina, cuántas sintonías recorremos al leer, a veces regresamos a la nuestra original o no pero por lo menos no quedamos en estática vacía. Eso creo.
Hay mañanas como fue la de este día (a veces son tardes o noches qué sé yo), momentos, espacios temporales, habitaciones desconocidas en las que uno puede extraviarse y de pronto no saber dónde, cuándo. Después de bañarme, muy tempranito, y por el frío que sentí, se me ocurrió pensar que la temperatura fácilmente era identificable como otoño ya tirándole al inviernito y luego, así, como caer en una gota que se desliza por la ventana luego de una lluvia repentina y violenta, me pregunté ¿es acaso otoño, de nuevo? Y estuve a punto de creerlo, necesité de una gran porción de cordura para responder: apenas el invierno sale, aunque ya la primavera tiene más de un mes entre nosotros… fue rudo ubicarme. La desorientación es muy usual cuando al despertar no podemos concebir que todo fue soñado y nos da por creer que lo que dejamos atrás fue lo “real” y pretendiéramos poder dormir (despertar, suponemos) para regresar a aquello.
A veces me da por recordar a Lucina, muy seguido por cierto. ¿Qué es la memoria de los muertos, un baúl lleno de imágenes, palabras algunas inconclusas, fantasía, nostalgias doloridas?
Un día ella y yo mirábamos a Desusito carcajeándose tirado en la banqueta, ella dice que “enloqueció” (o se fue, digo yo), luego de beber toloache y me da su versión del caso: Somos como radios, tenemos un dial (¿por qué siempre pienso en un cuadrante, así se llama también?), nacemos con una determinada sintonización que se va puliendo con los aprendizajes y experiencias; en alguna ocasión o dos o más, con algo que metemos a nuestro cuerpo, con un acontecimiento fuerte, con algún golpe, desintonizamos … hay personas que no estaban bien sintonizadas o que su cuadrante es débil, ya ves algunos radios que la aguja se mueve con cualquier roce… esos, ya no pueden, nunca, sintonizarse de nuevo; nos emborrachamos, por ejemplo y al metabolizar el alcohol, pasar la resaca, allí estamos de nuevo, casi como antes, pero hay quien no pueda y se queda en un mal viaje, un gran miedo, la pérdida... y el aterrizar en la frecuencia incorrecta, quedarse allí, transmitiendo incoherencias, deshilvanando la vida al revés.
Pobre Desusito me digo hoy, viéndolo pasar allá afuera. Y pienso ahora, en la literatura, nunca se lo dije a Lucina, cuántas sintonías recorremos al leer, a veces regresamos a la nuestra original o no pero por lo menos no quedamos en estática vacía. Eso creo.
miércoles, 12 de mayo de 2010
redes
Ni sé qué día de este mayo es... No veré, no veré. Es tan fácil estar informada, enterada, al tanto de lo que pasa, donde se vive, en qué tiempo
no se puede abandonar así como si nada un sitio
como este
no lo haré aunque parece tan fácil
solo dejarlo
y ya
cuántas facilidades para el desalojo
y sólo porque no hay
palabras no ha habido
muchas
pero habrá
espero
porque allí están
siempre
aunque no se han dejado cazar
últimamente
no se puede abandonar así como si nada un sitio
como este
no lo haré aunque parece tan fácil
solo dejarlo
y ya
cuántas facilidades para el desalojo
y sólo porque no hay
palabras no ha habido
muchas
pero habrá
espero
porque allí están
siempre
aunque no se han dejado cazar
últimamente
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