Caminar sola es caminar solamente.
Caminar con Mariana en cambio es mucho más: es oírla hablar incansable, alegremente, saltando, mirando.
Caminar con Mariana es caminar en compañía del entusiasmo, gozo, curiosidad y asombro.
No podría acercarme a describir lo que pasear por estas calles sabatinas de la vida junto a Mariana se me regala.
Tengo que agradecerlo:
Gracias.
1 comentario:
sí.. uno nunca sabrá cómo agradecer al cielo tales milagros.
Besos a ambas de ambos.
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