Con Ugo
Eludible
Ahora
a duras penas sostienen su marcha
encabalgada
los minutos;
cuando, aquí,
las lunas enloquecen
ensordecidas por los ramalazos
muertos
de calles hechas polvo,
arroyos de silencio,
lodo,
cañadas.
Aquí, donde arrastré
las uñas en los cerros
para hacer que las palabras
en jirones,
encaminaran sus pisadas suaves,
amargadas,
sobre un papel grasiento
y en líneas temblorosas.
Aquí,
el verbo se ahorcó
colgando de las ramas
bajas
del mezquite;
así la lengua enferma
reptó hasta las calles
a tejer en nudos
la corbata de las decepciones.
Aquí se concluyó el deseo irrealizable,
se desbarrancó la prisa
de lentas huellas digitales
repletas de manantiales resecos
y despellejadas veredas
acariciadoras en espinas.
Aquí,
luego de rodar en abismos de piedras
y de aceras tapizadas de peatones:
mudos, callados
y cada vez más silenciosos,
vino a quedar sobre la vía del tren,
despedazada,
hecha trocitos,
la risa:
meros retazos de telas de colores.
Aquí,
el habla se extravió,
descoyuntada,
marcada paso a paso,
señalada con un dedo de fuego
lagrimeante
en cada salto,
en cada una de sus manecillas,
de sus ruidos tenues,
sus arrullos inaudibles.
Aquí el sol da media vuelta
en las mañanas
y desencantados frente a la nuca
atardecida,
los sonidos,
uno a uno,
se arrojan de cabeza a los canales
de agua sucia
a flotar con gatos muertos
y basura.
Ahora
a duras penas sostienen su marcha
encabalgada
los minutos;
cuando, aquí,
las lunas enloquecen
ensordecidas por los ramalazos
muertos
de calles hechas polvo,
arroyos de silencio,
lodo,
cañadas.
Aquí, donde arrastré
las uñas en los cerros
para hacer que las palabras
en jirones,
encaminaran sus pisadas suaves,
amargadas,
sobre un papel grasiento
y en líneas temblorosas.
Aquí,
el verbo se ahorcó
colgando de las ramas
bajas
del mezquite;
así la lengua enferma
reptó hasta las calles
a tejer en nudos
la corbata de las decepciones.
Aquí se concluyó el deseo irrealizable,
se desbarrancó la prisa
de lentas huellas digitales
repletas de manantiales resecos
y despellejadas veredas
acariciadoras en espinas.
Aquí,
luego de rodar en abismos de piedras
y de aceras tapizadas de peatones:
mudos, callados
y cada vez más silenciosos,
vino a quedar sobre la vía del tren,
despedazada,
hecha trocitos,
la risa:
meros retazos de telas de colores.
Aquí,
el habla se extravió,
descoyuntada,
marcada paso a paso,
señalada con un dedo de fuego
lagrimeante
en cada salto,
en cada una de sus manecillas,
de sus ruidos tenues,
sus arrullos inaudibles.
Aquí el sol da media vuelta
en las mañanas
y desencantados frente a la nuca
atardecida,
los sonidos,
uno a uno,
se arrojan de cabeza a los canales
de agua sucia
a flotar con gatos muertos
y basura.
....................................
2 comentarios:
Estas palabras hilvanadas me suenan a parirse...
Besos, Jo.
Cuánta actividad silente... He regresado... La espero... ;-)... La quiero... ;-***...
Publicar un comentario