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Parece que lo único que puedo escribir en este, estos días es:
“tomo la taza de café con ambas manos, como si fuera una pelota caliente par poder quitar el frío de los dedos, es agradable, así, acercar la taza al rostro y aspirar el vaho caliente de la bebida.”
Porque mientras eso hago pienso que puedo escribir que caliento las manos así. Pero pienso también:
¿A quién podrá interesar esto?
Hago un huequito, empujando entre la nube que traigo últimamente adentro mío para poder encontrar un atisbo de respuesta.
A nadie, me respondo. O tal vez sí, yo me paso los días leyendo textos que no creería que podrían interesar a nadie.
Uno, a fin de cuentas, no escribe por eso. ¿O sí escribe por eso? ¿O por cuál eso escribe uno?
Mis dedos se calientan. Escribo esto.
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6 comentarios:
Fita, me siento mal de haber escrito algo tan frívolo aunque sobre café.
Pero estoy contigo en esa taza.
Y bebo un poco contigo y así el sabor no es tan amargo.
Te abrazo.
Un café, dos, tres... todos los litros necesarios.
Parafraseando a Gelman te digo que esos nadie son muchos (Sobre la poesía, Interrupciones).
Y además te digo que se ve el humito del café y lo calentito que puede ser.
Que se vaya pronto esa nube. O que llueva de una vez sus causas. Y que salga un sol sonoro y cananeo.
Escribo que te dejo un beso. Y te lo dejo.
Máximo... por algo llevas ese nombre
un saludo anónimo, pero grato
y otro porsu a ti, Fita.
Pi, parece que hace cá/en este mundo de huél/y de polití/¿te paso un poquí?
San tiene virué
y yo de dormir muchas gá
(lo que el ocio provó)
Máximo.
Escribo que este día
con mucho sol escribo
que un beso que alguien querido escribe que deja
llega y lo escribo
que mál ahonda lo de San
y eso de enviar/ más cá/
... no mán/
una brá
y que se alív/ (diptongo final)
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