Algunas madrugadas me despierto porque un perro, porque los gatos, porque la lluvia, el viento, o un súbito deseo de ir al baño… y en el aturdimiento del sueño despierto o del despertar soñado, el vehemente deseo de dormir ¡por favor! de nuevo, quiero saber cómo estuve dormida hace un momento y toco mis mejillas: una, invariablemente, está caliente, la otra, sin duda, estará muy fría… Como voltear la tortilla en el comal.
Muy triste.
2 comentarios:
Ganas de soñar dormida
Un abrazo, soñadito y caliente. Allá tras aquel mar.
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