lunes, 5 de marzo de 2007

Discurso de recompensa

Accederemos a todas sus demandas
satisfaremos
con larguísimas palabras
sus justísimos deseos.

Haremos con las eses y con las vocales
una gran palabra
que cubra sus solicitudes simples.

(para sentir las piernas apoyadas
para tener los brazos aferrados...)

Les daremos lo que quieren:
los bosques
las perlas encantadas
los sapitos.

Les pondremos a los ojos
esa muerte por la que suspiran
los sepultaremos
plantaremos flores
(y eucaliptos, por supuesto)

Luego están los agradecimientos,
ya lo saben.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No me hace falta tener la más remotísima idea de qué es lo que estás diciendo.
Me encanta.
Los sapitos me dejaron patitiesa.

No sé, pero es que me encantan las cosas que escribís, son bellas y conmovedoras.

Besos de parte de dios (te manda una vaquita de San Antonio)

Anónimo dijo...

yo solo quiero hacerme nido en tu clitoris

puedo subir y bajar un poco, luego hinchar el pecho como sapito

brincar en mis manos como lagarija

resumir la historia universal en un alarido genetico mundial y terminar tu poema en una entrega
total de millones de años de evolución biologica, por si los quieres usar

no demando más

Anónimo dijo...

A alguien le gustó muchísimo el sapito, también.
=D

Unknown dijo...

Me dibujaste una sonrisa verde.

Gracias(porque sabias que te lo iba a agradecer, lo dice el final de tu buen poema)


Ahora los sapitos dicen beso.