martes, 21 de diciembre de 2010

Quiero

"Quiero escribir nada más que poemas, pero no puede ser. Nunca lo quise tanto. Pero las deudas me bombardean. No puedo dormir por ellas. Desearía poder vender mi cuerpo a una viuda rica, pero ahora está gordo y tiembla un poco. Estoy harto de estar tan condenado y totalmente en quiebra, arruina las cosas. Quiero construir poemas lo bastante sólidos  y grandes como para que la gente pueda caminar y sentarse, comer y beber y hacer el amor en ellos. Ahora tengo nada más que el andamiaje de poemas, y nunca estoy bastante descansado como para construir los techos y las paredes. Mi mesa amontona líneas sueltas, palabras solas, nada terminado." Dylan Thomas

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Poema

Presentación de poemario.
Jueves en mi pueblo. Poemas que el autor leyó, formalidades. Ni galletas teníamos, sólo café y té. Afuera no hacía mucho frío, habíamos temido que hiciera.
Público maravilloso, breve y enjundioso.

Un evento que parecía uno más entre tantas presentaciones de libros, lectura de poemas... Afuera la noche.

Del público una mujer joven quiso comentar y concluyó hablándonos de que cuando fue niña, en segundo o tercer grado de primaria aprendió de memoria un poema y sin más preámbulo se lanzó a decírnoslo, con dicción perfecta y hermosa voz:
Otra mujer, mayor, dijo: yo escribí un poema que tal vez no les gustaría ("a ver, a ver, que lo diga" petición generalizada) y nos dijo un poema hermoso, que habla de la lluvia en invierno y de que es preferible que en invierno nieve. De verdad bello poema, me conmovió. Y para cerrar con broche de oro, ya cuando creíamos que la noche no daba para más, un niñito de seis años que llegó con su mamá dijo yo sé un poema ¿puedo decirlo? Y nos lo dijo. Ismael hubiera llorado... es un decir. Pero esta noche fue la confirmación de que la declamación nos transforma, de que la memorización de poemas nos ayuda a sobrellevar la infancia y los temores. De que la poesía.