El angelito
Llegó lentamente al baño, con esa manera lenta con la que sólo al baño y no a otro lugar, puede llegarse.
Con movimientos rápidos y suaves se quitó la ropa y miró angustiado hacia la tina: un esqueleto deforme y perfecto, cubierto de carne, de sangre, y de agua. En la tina está el arcángel Rafael, el arcángel Miguel, el arcángel Gabriel y está muerto: se rompió las venas y su piel y los vellos de las manos, sus muñecas. Gabriel Miguel Rafael llegó al baño lentamente y rápido se quitó la ropa, mientras con los ojos angustiados miraba al arcángel Gabriel, al Rafael arcángel Miguel muerto en la tina; tomó una navaja de quién sabe qué parte y después de rendirle culto a sus brazos, a sus muñecas, en un gesto dulce, tierno, y apresurado, cortó primero el aire, sus vellos, la piel, las venas y, con su cuerpo deformemente perfecto, se metió en la tina. Llegó lentamente al baño.