lunes, 29 de mayo de 2006

Las palabras nos indican el camino. Hubo un tiempo en que no era así (pero fue hace mucho). Nacemos y todo lo aprehendemos con palabras, el nombre de las cosas, sólo cuando lo conocemos, conocemos las cosas, eso lo sabe cualquiera. Es bien sabido que la pretensión de decir algo nuevo es vana, todo está dicho y lo decimos con palabras, nada nuevo bajo el sol. Y sin embargo, se continúa intentándolo, es irrefrenable, vicioso el fluir de palabras para describir, para expresar, pasar el rato, eliminar el miedo, acercarse, mentir, compartir, poner tierra de por medio, sobrevivir. Sin palabras no sabemos, equivocamos la dirección, llegamos a otra parte, un lugar sin letreros, sin diccionarios, un sitio donde no sabemos cómo nos llamamos, qué sentimos, quiénes son todos.

viernes, 26 de mayo de 2006

Peinar a Mariana, su cabello largo y oloroso..
Oír a mi padre deshebrar sus recuerdos de infancia.
Estar junto, frente, adentro del mar.
Comer un higo, el primero.
Llover

miércoles, 24 de mayo de 2006

Preguntas y respuestas

- ¿Qué es la soledad del poeta?
Un número de circo no anunciado en el programa.
- ¿Qué es una lágrima?
Una balanza aguardando las pesas.
- ¿Qué es la embriaguez?
Una página en blanco entre varias de colores.
- ¿Qué es el olvido?
Una manzana verde en la que se clavó una flecha.
- ¿Qué es el retorno?
Casi nada, pero podría ser un copo de nieve.
- ¿Qué es la última noche antes de irse?
Irse de una exposición de porcelanas antiguas.

Paul Celan

martes, 23 de mayo de 2006


No antier, pero menos ayer. No quiso, no pudo, no hubiera podido aunque...Es asombroso, ahora lo ve así, no es esta mujer la misma que ayer se acostó luego de algunos días de cansancio, no es la misma que anoche quiso o no quiso (porque el querer implica participar), no despertar, tal vez dejar de ser. Descansar. ¿De dónde le llegó a aquella mujer el cansancio que ahora considera asombroso, porque si era tan grande y tan pesado y se sentía indestructible, ¿cómo es que desapareció? Hoy se sorprendió sonriendo cuando sintió lo apretado del pantalón al ponérselo. Ayer, por esa misma razón hubiera llorado con desconsuelo, no por el pantalón, que en realidad siempre le ha apretado, sino por esa nueva piedra en el camino, un tropezón, otro empujón de lo que le rodea, o de lo que adentro carga. Ayer lloró, y es difícil decirlo ahora que es otra, lloró por la que la miró desde el espejo, por el café que se enfrió antes de tiempo, porque vio las nubes, por tantas tonterías que ahora, a esta mujer le parece ridículo contarlo, pero la de ayer no puede escribir, no pudo, para qué. Y ésta, sí puede pero no dice, ya que no es la que dejó de ser. ¿Sería el desesperante viento, el calor, el polvo, el desamor, la gente, el dolor, los autos, la soledad, la sed, el caminar y caminar, el miedo...?

No sabe, es muy fácil, así lo piensa, encontrar culpables cuando no se les busca.
Pero ayer. Escribir. ¿Cómo? Ayer no podía respirar, caminar. Esta mujer hoy no conoce como fue que despertó siendo otra. Y empieza a temer al sueño que puede transformarla, otra vez, en la que ayer y otros días grises, ha sido. No quiere que la noche llegue.


viernes, 19 de mayo de 2006

Cuando no hay nada que decir, uno debería no decir nada. Y aquí estoy, preguntándome qué.

Pero escribo y digo que la tarde es un filo que nos hace temer, caminamos sobre ella con el temor de resbalar, caer hacia la noche algodonosa, hacia el océano del sueño.

Pero escribo y trato de decir que parece que somos fantasmas de un día que aún no ha nacido. Vagamos sin saber dónde fue que morimos. Pedimos nos recuerden.

Pero escribo y las letras son ajenas a mí. Dicen lo que no pienso, o lo que no querría pensar. Dicen colores, texturas, aromas lejanos, sabores ajenos, voces desconocidas.

La piel del Sol, oh.

miércoles, 17 de mayo de 2006

De pronto estoy caminando. La calle que se mueve bajo mis pies está mojada. Al igual que pasa cuando limpiamos los cristales de nuestros lentes, el aire es transparente, todo adquiere la nitidez de algunos sueños. Veo los callejones que suben, los callejones que bajan (podría pensarse que son los mismos). Algunos arroyitos brillan al bajar, algunas arenitas (cual si fueran salmones extraviados), suben afanosas. Bajo mis pies las piedras de esta banqueta están recién lavadas, entre ellas hay charcos, charquitos, pequeños lagos luminosos, gigantescas gotas estancadas.
¿Qué mas decir? Llovió por horas.
"Se cierran las ventanas. / Se recogen los manteles. / Llueve en los relojes. Se guardan las frutas. / Se olvida la cuestión del taburete. / Se ensucian los bordados. / El musgo crece desesperadamente. / No hay palabras, porque llueve. / La gente escampa bajo los ficus. " Francisco Mir

No hay palabras, cierto.
No, cómo decir, cómo dar esta agua que nace y corre, que me desborda el corazón, que borra los dolores pinches, que quita la tristeza. Llueve, oh, cuánto y qué hermoso llueve.

Un asunto sin embargo me preocupa, cómo iré por Mariana, si este tropel de gotas sigue corriendo, como parece que seguirá, cómo caminaremos bajo el agua por tantas calles, par de andantes que somos...

martes, 16 de mayo de 2006

El dolor es algo extraño, sus colores son inciertos. Es poco precisa la definición que de su forma cualquiera puede hacer.
Dolor: objeto que en su inmadurez es cristalino y blando, provoca sinsabor, se le puede encontrar en casi todas partes, menos en el cerebro, según cuentan las populares leyendas que corren de boca en oído. Suele acompañarse de angustia y deseos de comer recuerdos. Eventualmente, si logra el crecimiento, se convierte en una indefinida maraña de insectos que hacen su labor y su labor y su labor...
Nadie lo quiere, pero el dolor suele ser indiferente -es un objeto, así como una cosa-, y no le importa. Continúa esforzándose por conquistar su lugar ideal, aquel que habrá soñado para perpetuarse en dolorcitos y dolorcitos, y no extraviarlo. Quedarse para siempre.

lunes, 15 de mayo de 2006

En la pantalla es líquido el paisaje.
Nos llama y pretendemos ingresar a esa humedad montados en palabras, los hipocampos paridores de visiones, pedazos de memoria, retazos que nos ayudan a flotar.
Decirnos.
Ser otros.

sábado, 13 de mayo de 2006

Hay frente a mí una ventana, por ella sólo se ve un pasillo con otra ventana, por la cual alcanzo a ver una ventana más, esta última con rejas.
Necesito tres ventanas, una detrás de otra para poder ver, allá a lo lejos, atrás de tanto cristal, la vía del tren.
Sólo a través de paredes, tres, y hoyos enmarcados y cubiertos con un antifaz de cristal, tres, me acerco a la esperanza, una, de mirar el tren.
Estoy con los sentidos alerta, tengo que ver cuando pase, sentir que me voy.

Irme.

jueves, 11 de mayo de 2006

Luego de un día con un sol tremendo sobre nosotros ( ¿Dónde más podría estar el sol? ) llega como para consolarnos una rica tarde nublada, con vientecillos suaves que hasta prometen, mentirosos, la lluvia... no les creemos, pero... Sin embargo: nos gustaría tanto, nadaríamos en el placer y podríamos, tal vez, dormir.
Después del insomnio los días son un ente extraño. Gelatina petrificada, polvo líquido que lucha por meterse en este sitio en que uno se ha convertido luego de desear, como nada antes (eso cree el insomne), dormir.

martes, 9 de mayo de 2006

"En los cuartos, la respiración de la madre se convierte en brisa, que pasa sobre los párpados cerrados..." Francisco Mir

El recuerdo es animal siempre despierto / que exige agua y comidita diariamente /
Hay que vacunar a nuestro animalito /podría contagiarse de la rabia / que a veces nos invade / cuando nos mete el pie / el recuerdo // Ese animal insomne para siempre


Y cuando lo buscamos se esconde abajo de la cama, parece que se hubiera muerto, hasta se puede sentir un cierto aroma a fruta echada a perder, como ahora que estoy empeñada en encontrarlo para decir cómo fue y no hallo sino pelusilla y polvo para decir.

lunes, 8 de mayo de 2006

"Una cosa está clara, sin embargo:
nadie sabe qué pasa."
Miguel Guardia
Decimos que los días están feos, tristes, que son esplendorosos, dulces... porque, y qué tristeza reconocerlo (otra trilladez), no podemos sino recurrir al lugar común para explicar esta manía de etiquetar los paquetes temporales por los que transitamos como lunes, viernes, fin de semana, otoño, horas, días, pues... y los dividimos en buenos, malos, o "más o menos". Y va de nuevo, el socorrido decir: todo es según el cristal con que se mira". Y así, nos metemos cosas para cambiar el color de los cristales: pastilla para quitar, oh, el dolor, para dormir, despertar, chocolate para ser feliz, agua para refrescarnos, gente para no ser solos. Puro miedo.

jueves, 4 de mayo de 2006

"Te escribo, arrojo las palabras al mar y me digo náufrago, almirante de espuma, timonel de soledades. No sé adónde me llevas, pero cuando te encuentre, estaremos de regreso al nuevo mundo y a un puerto repleto de amantes que esperarán un raro discurso de golondrina, y el barco de papel cargado de corales." Francisco Mir

Así escribimos aquí, arrojando las palabras a este mar tan seco y tan mojado, la gran contradicción.
Dónde estás que no me lees. Dime dónde naufragar pa' que me encuentres.
En qué botellita quieres que me vaya hasta tu playa. Quiero ser caracol para que oigas.

¿Lo ves? Así escribimos: arrojando las palabras...somos letras espumosas que se lleva la corriente salada
.

martes, 2 de mayo de 2006

"Estar semidespierto en un mundo de sonámbulos es aterrador al principio. ¡Luego uno aprende a disimular!" Lawrence Durrell

Y hasta pone enfrente, uno, las manitas, como si no viera.
Pero qué me miento, si tampoco veo, si duermo cuando otros despiertan, si estoy en el sueño cuando ya no es tal.

Es la historia de la nube, que no puede ser
Porque va de paso. Es borrada cuando más cree existir
Se derrumba, se pierde, se agota
siempre busca llegar , nunca permanece
allí está, extendida, perdida en ese falso azul, creyendo que vive
Buscando lugar