“Ellos prefieren vernos desnudas a escucharnos hablar. Pero en el caso masculino dejarlos hablar es verlos totalmente desnudos.” Esto en el blog de Abril
-No tengo ninguna objeción en hablar mientras te desnudas
-Habla, pues –Y me quito la mascada.
-Mm… los puntos sobre las íes es una figura…
-No, habla de ti –Me pongo la seda en el cuello
-¡Quítatela!
-Habla
-Está bien… cuando era niño creía que los perros se volvían fantasmas -Dices con velocidad como si se tratara de un trabalenguas
- ¿Por qué? –Quito la liga que sujeta mi cabello, lo muevo, eso me agrada
- ¿Por qué, qué?
- Creías que los perros… eso
- Ah, sabe… sigue
- Sigue tú. Pongo mi mano sobre el primer botón de la blusa
- Y luego, mi mamá venía a consolarme –Te acomodas en la silla, tocas tu cuello.
- ¿Cuándo? -He desabrochado todos los botones. Puedes ver mi sostén blanco de algodón con encaje leve.
- Cuando lloraba… Oigo tu respiración, veo tus manos, sobas las rodillas, quitándote el sudor
- ¿Por qué llorabas?
- No sé, quítate la blusa
- Habla, dime más… Me la quito y la tiro al piso
- ¿Qué te digo? -desabrochas mi sostén
- ¿Por qué… llorabas? -Mi falda, apresurada persigue en el suelo la blusa
- ¿Cuándo? – ya tus manos llegaron sabe cómo a mi cadera, me aprisiona. ¿Cuándo qué?... te digo
Tal vez sea inútil intentar comprobar tal afirmación con semejante ejercicio...
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