Noche de sábado, otoño
en Cananea.
Diez de la noche,
público expectante, reunido frente al foro principal del Segundo Festival de
Otoño, Cananea 2014. Se siente frío, abundan los suéteres, chamarras, abrigos.
Junto a mí se escucha
claramente: ¿Qué significa para adultos? -una niña, 6 años
aproximadamente.
The falling love, danza,
marionetas y música en el escenario de la Avenida Juárez, frente a Palacio
Municipal. Según nos dice Edwin Salas, amigo de Cananea, y quien para nuestra
fortuna, nos ha visitado en varias ocasiones trayendo siempre novedades y
calidad artística, es triste envejecer con alguien que no amas. En torno a este
tema gira la trama de la obra, las emociones que se experimentan en la
convivencia de una pareja, diariamente y sin sentido. En escena lo acompaña Teresa
Arias, cellista, ofreciéndonos música en vivo.
Las marionetas nos muestran
el enorme desamor acumulado, el resentimiento
que crece y el tiempo que se va… “y se nos irá la vida / sin sentir otro
rumor / que el del agua de las horas / que se lleva el corazón...” dice Jaime
Torres Bodet porque se nos ha ido, también la tarde. Y con la magia del teatro,
los listones rojos son arroyos sangrientos saliendo de las cuencas vacías. ¡Es
horrendo! –dice la niñita, cubriéndose los ojos.
Y todos creemos lo que
vemos en el escenario, esa sucesión de días huecos, falsas caricias, cuidados
resecos. La vejez monótona, la violenta soledad alimentada por dos.
¾Tú y yo, mamá, no
deberíamos estar viendo esta obra...
Valió la pena regalarnos
ese tiempo nocturno para disfrutar y dolernos, reflexionar y reír, compartir el tiempo y el espacio con tantos
amigos, con niñitas emocionadas que se estremecen de frío. Crecer.
¾ Edwin tiene más frío,
mamá.