lunes, 8 de mayo de 2006

Decimos que los días están feos, tristes, que son esplendorosos, dulces... porque, y qué tristeza reconocerlo (otra trilladez), no podemos sino recurrir al lugar común para explicar esta manía de etiquetar los paquetes temporales por los que transitamos como lunes, viernes, fin de semana, otoño, horas, días, pues... y los dividimos en buenos, malos, o "más o menos". Y va de nuevo, el socorrido decir: todo es según el cristal con que se mira". Y así, nos metemos cosas para cambiar el color de los cristales: pastilla para quitar, oh, el dolor, para dormir, despertar, chocolate para ser feliz, agua para refrescarnos, gente para no ser solos. Puro miedo.

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