martes, 16 de mayo de 2006

El dolor es algo extraño, sus colores son inciertos. Es poco precisa la definición que de su forma cualquiera puede hacer.
Dolor: objeto que en su inmadurez es cristalino y blando, provoca sinsabor, se le puede encontrar en casi todas partes, menos en el cerebro, según cuentan las populares leyendas que corren de boca en oído. Suele acompañarse de angustia y deseos de comer recuerdos. Eventualmente, si logra el crecimiento, se convierte en una indefinida maraña de insectos que hacen su labor y su labor y su labor...
Nadie lo quiere, pero el dolor suele ser indiferente -es un objeto, así como una cosa-, y no le importa. Continúa esforzándose por conquistar su lugar ideal, aquel que habrá soñado para perpetuarse en dolorcitos y dolorcitos, y no extraviarlo. Quedarse para siempre.

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