Un solo tema, dos puntos de vista:
LLUVIA
Mi punto de vista en su blog: http://diariodeunpatan.blogspot.mx
El punto de vista de @miguelrovel, aquí:
Algunos vamos silbando bajito sabiendo que estamos muy lejos de Dios
Algunos vamos silbando bajito sabiendo que estamos muy lejos de Dios
“Lluvia” - Bajofondo
Pareciera que
tengo un pacto con el diablo o es una señal del apocalipsis que está a nada de
llegar a este mundo. Hace unos días, el domingo para ser preciso, mi rancho
estuvo a cientosesentaynuevemm3 de convertirse en el arca de Noé. El
diluvio oscureció eloprobio saltillense. Tuiter y feisbuc se convirtieron en
los centros meteorológicos más sofisticados reportando a través de fotografías
(obvio, yo fui el primero en subir una de las mejores a Instagram), memes,
poemas, delirios, selfis, mamadaymedia. Las nubes estaban algo cargadas.
Parecía el juicio final en la película de Terminator II.
Muchos de los
comentarios culpaban a los pecados de la humanidad, era el karma del planeta.
Pocas tormentas tan cabronas. No recuerdo un día tan negro en lo que llevo
viviendo. En medio de aquel aguacero, tenemos que dar por hecho que es un
detonante para meditar sobre la vida, sobre lo líquido que es el tiempo, sobre
cualquier cosa, el pedo es detenernos un poco y observar. O culearse como nos
encontrábamos la mayoría, cada quien en sus guaridas. En medio del aguacero
nada tiene sentido. A menos que el aguacero sea dorado.
De morrillo
estuve en una plática con los más grandes del barrio, oscilaban entre los
quince y diecisiete años, aprox. La tecnología todavía no era tan accesible
como en estos tiempos, por lo tanto nos juntábamos en la cima del cerro que
está detrás del barrio para ir a hojear las revistas que, clandestinamente, le
robaban a sus papás o a los hermanos mayores. Revistas culturales donde alguna
vez leí el título de una entrevista que le hacían a un poeta argentino. Sólo
leí el título, la morra que venía mostrando su pechonalidad estaba a cuatro
páginas de la entrevista. Un par de cigarrillos pa unos, dos caguamas pa trece
batos y una foto de una morra orinando a otra. El más grande de todos, el
Cumbias, dijo que eso era lo último que se venía manejando en el mercado negro
de Brisas, el barrio que está a espaldas del cerro y que es como una
miniciudad. La famosa lluvia dorada. El Cumbias nos explicó que había aprendido
esa nueva técnica gracias a la señora de la casa 269 de la cuadra de El
Espinas. El Cumbias había orinado a la señora devota que nunca faltaba a misa. Agüita
amarilla pa santificar, decía El Cumbias.
El chaparrón
que estaba asestando la conciencia de la ciudad no tenía fin. Yo fijo al
horizonte escuchando las pelotas que caían en forma de granizo. Giggio comenzó
a tocar la guitarra. Una vela decidió morir. Esta lluvia que saca mi lado
poético, todo se escucha muy romántico y ahorita me caga el amor. Mientras toda
la versión cursi de ese miniapocalipsis fluía, yo seguía pensando en la señora
de la casa 269 y su fascinación por la lluvia dorada. ¿Encontraría cierta
bendición al sentir la orina derramarse por su cuerpo? El Cumbias nos confesó
que sentía una calentura rara, lo prendía ver humillada a la señora. Pero
¿ella? Nunca tuve el valor de plantarme frente a la puerta de su casa para
preguntarle sobre la lluvia dorada. La lluvia atezada del domingo jodió tanto
mi alma que necesité un blandón.
Escurría el
agua a borbotones. Caía. Fluía a chorros. Arrastró alguna que otra zafiedad.
Todo se iba. Hasta el silencio que traía atorado en la garganta, se fue. Se lo
llevó la tormenta. Pensándolo bien, tal vez, no lo sé, quién sabe, puede ser,
la señora de la casa 269 purificaba su alma a través de la lluvia dorada,
escurrir penas o saciar sequías. La lluvia, dorada o no, limpia heridas.
2 comentarios:
La lluvia es algo tan global y a la vez tan particular. Tu lluvia no es igual que la mía. Y hasta en el tono de dorado, hasta en la mayor o menor tibieza, difieren. Excelente relato. #Interblogueando andamos.
Besossss..... Jejo !!!
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