viernes, 7 de agosto de 2009

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Mismo que siempre

La noche suele disfrazarse de silencio.
Y cuando eso pasa, parece que todos ya se hubieran ido (¿a dónde?)
Se escuchan ruidos apagados en los techos, tal vez gatos con su caminar mullido.
Es silencio sin embargo.
Y el quejido, los suspiros tan lejanos, las palabras apagadas, los distantes gritos, nada sirve.
La noche sigue siendo la vereda llena de piedras para tropezarse.
No dormir, agazaparse en la espera.

Del golpe.

Nocturno y silencioso.

La soledad que se disfraza de noche, como lo hace siempre.
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4 comentarios:

Abril Lech dijo...

Silencio de soledad... es un silencio pesado. Silencio de ir hacia adentro... es el silencio que aliviana el alma y la reencuentra en lo profundo. La diferencia está, creo, en la elección personal. Te abrazo en un silencio de compartir corazón a corazón.

Unknown dijo...

Se disfraza de silencio, de gato incluso de otra noche lejana.
Pero a qué noche se han ido los que desaparecieron en la noche.

No, claro, no es la noche noche.
Es la soledad con sus estrellas vencidas.

Precioso instante, Josefa!

Beso, como recién bajado de un tejado.

Araceli Gallardo Peña dijo...

Hola!
¿sabes? Esto que leí me gustó hasta dolerme...

Buch dijo...

Pero no es mala...¿eh? La tienen aburrida, pero no es que sea mala.