Hay días en que... sabe.
Grises y desabridos.
Los días ni son grises, hay solo unas nubecitas.
Perdí mi capacidad de saborear.
Y como todo tenemos que decirlo con palabras recurrimos a los símiles, mi lengua no está en problemas, soy yo.
Tampoco son problemas.
Ah, las palabras.
Abuso y grosereo, ya lo sé.
Cuando quiero plagiar, no plagio... y a veces plagio sin querer.
Cuando quiero volar, no vuelo... y a veces vuelo sin querer.
Esta versión me perturba: Cuando quiero coger, no cojo... y a veces cojo sin querer.
Aplica con toooodos los verbos: morir, zurcir, brincar, pepenar, moler, roer...
Cuando no quiero temer, plagio... y a veces temo sin querer plagiar.
Cuando quiero yacer, no yazgo... y a veces yazco sin coger.
Cuando agüero amar, no amo... y a veces zurzo sin roer.
Ay, las palabras!
(Y los días desabridos y grises)
2 comentarios:
mientras ellas existan
las palabras
... los días desabridos y grises saldrán sobrando...
por más grises y desabridos que estos
los días
parezcan
abrazos
Se te vuelven vivas a ti las palabras. ¿Pepenar? Yo tocaba la guitarra un día, y la cogió (Agarró) otro, y se puso a tocarla y le sacaba sonidos que yo no sabía que se podían sacar a mi guitarra.
Esto mismo pasa cuando tú agarras las palabras.
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