lunes, 6 de junio de 2011

Horas de junio, 2004

Vientos de junio

8 de junio de 2004

Fui y vine. El viernes en Hermosillo no pude, aunque deseé hacerlo, escribirte. El sábado escribí esto:

5 de junio de 2004
Rogelio.- escribo esto desde un camión con destino a Mazatán (el pueblo sin ele, dicen). Son sabe qué horas de la mañana y vamos al tercer día de Lashorasdejunio. Te he recordado. Tantos poetas (en dos camiones), tantos poemas y tanta poesía te trajeron al deseo que tengo de que no te me pierdas.
Hoy desayuné fruta y café. Viajo junto a Francisco Morales, de Tijuana, aunque casi es de Cananea, dice. En los asientos de enseguida van el Lobo (Roberto) Castillo y su compañera. Otros de Tijuana atrás, y delante de mí un amigo, Miguel Ángel Galván… es difícil, quiero platicarte tanto y no puedo muy bien escribir, el movimiento del camión no deja.
Quince minutos después. Nos hemos detenido. Comprar cheve es la única motivación de los pasajeros de este camión lleno de poetas y del otro también, que ya veo se detuvo  antes que nosotros. Me maravilla pensar cuánta loquera, cuánta.
La cheve está fría. Brindo contigo.
Mediodía. Estamos en un lugar caliente y lleno de gente haciendo cosas al parecer contradictorias: muchos comen, hablan otros, ríen despacio algunos, otros caminan y en unas cuantas filas, parece que la gente que está en ellas escucha lo que otros, sentados ante una mesa grande, enfrente de todo esto que te digo, leen. Están, entre otros, mi querida amiga Pina, Casildo ausente desde que lo encontré, el Sheik caricaturista leyendo poemas… Hace mucho calor. Hay empanadas, queso, tortillas y mucha comida acomodada en mesas a los lados de este salón. Todos atrás hablan yo trato de escuchar lo que se lee pero con tanto ruido ¿quién es ese que lee, que no conozco y habla de viajes de ácido y rock? No puedo seguirlo.
No sé qué hora sea ahora, aun no oscurece pero poco falta. La cheve (tanta) se acabó. Estamos en un lugar extraño que no ubico ni me ubica. Es el lecho de un río aquí en este pueblo caliente y polvoriento.
 Rogelio, sufro. Me duele. La soledad. No sé qué quiero. Pero lo quiero mucho.
Y te beso. Ya sabes.

josefa isabel

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