martes, 20 de enero de 2009

.
Mi abuela materna se llamó Isabel, María según yo creía, pero no.
Solo Isabel (sus apellidos fueron Gámez Robles).
.
Cuenta mi madre que cuando mi abuela nos visitaba –muy frecuentemente para nuestra fortuna-, el hermano mayor de mi padre, mi tío Manuel, cuando bebía iba a nuestra casa y encontraba a mi abuela en la cocina (ella nos preparaba entre otras delicias melcochas y atoles) y (aquí mi madre me dice, nunca olvida este detalle: “se sentaba en este escalón”) apoyado en el marco de la puerta, cantaba: ”Isabel, Isabel de mi vida / yo te adoro con firme constancia / mi corazón se encuentra delirante / Isabel, Isabel por tu amor” (ignoro si la canción dice otra cosa, no sé quién la cantaba o la escribió, nunca la he encontrado) y tal acción provocaba el enojo (aparente o no) de la Isabel que en ese momento tal vez deseaba aventarle la cuchara a la cabeza al ebrio simpático y no que le cantaba y coqueteaba medio en serio medio en broma (mi abuela era una viuda muy guapa). Siempre he escuchado aquella otra:

Del corazón de una palma
nacieron las Isabeles, delgaditas de cintura
y de corazón... alegres...
Al pasar un arroyuelo
a la sombra de un laurel,
juntaba cabellos de oro,
donde se peinó Isabel.
Ven querida, ven, abrázame
a tu corazón,
por mucho que tú me digas,
no es ninguna satisfacción...
Qué bonitos labios tienes,
labios color de manzana,
si tú me correspondieras,
yo me casaría mañana...
Qué bonitos dientes,
dientes color de marfil,
yo me casaría contigo,
primero por lo civil.
Esta es la canción,
es la canción de la Isabel,
que es tan linda como una rosa
y tan bella como el clavel.

Que la canta Pedro Infante y me acabo de enterar que es de Luis Pérez Meza

Tantas canciones que les escriben a las Isabeles, ésta, de Camilo Sesto se llama Isabel (¡claro!), un pedacito:

“Isabel, Isabel...
lo que yo daría por tenerte otra vez
Duró poco tiempo
quién sabe por qué
abriste tus alas cuando probaste la miel
Sin querer queriendo te llevaste mi fe
y mi orgullo te llora donde quiera que estés”


Esta otra, cantada por Luis Miguel y muchos, es de José Luis Perales (un fragmento, el más pegajoso e insípido):

Isabel,
sueño de mis sueños
Quiéreme Isabel,
como yo te quiero
Quiéreme Isabel
Quiéreme Isabel, quiéreme

Isabel,
flor de limonero
Quiéreme Isabel,
como yo te quiero
Quiéreme Isabel
Quiéreme Isabel, quiéreme


Francisco Mir en su libro Proyecto de olvido y esperanza tiene un poema que se llama “Isabeles”, aquí está, completito:

La que ve como nadie los pájaros blancos de la noche y tiene la pureza de las alas y los vuelos posados en los árboles. La que cuida el sueño del caserío y advierte cuando la deshonra se levanta por la madrugada y en lecho ajeno pervierte la virtud, hace vagar a los pecadores por los trillos sin dejarse oír, la gente la confunde con una ceiba y le enciende velas y destripa frutas de olor en sus raíces. La que viene como canción y se parece a la luz porque se viste con sedas blancas y largas. Totalmente desnuda y descalza recorre los techos y se asoma a las ventanas para darnos su primavera. Por último la que cocina viandas mágicas para mi mesa, cuando el poblado entona sus sones y el mojo se rocía haciendo agujeritos de placer en las caras, hasta que uno mismo sin darse cuenta respira y origina el arcoiris.

E inmediatamente (en el mismo libro)tiene otro, que se llama “Isabel solamente”… concluye así:

“Pensaba que usted sufría y abrí la ventana, dejé que se mojaran los tapetes y manteles, que se humedecieran las mechas y que la oscuridad trajera la luz más fresca.”

El poema que sigue es de Raúl Gómez Jattin, muy bello:

Qué te vas a acordar Isabel...
.
Qué te vas a acordar Isabel
de la rayuela bajo el mamoncillo de tu patio
de las muñecas de trapo que eran nuestros hijos
de la baranda donde llegaban los barcos de La Habana cargados de...
.
Cuando tenías los ojos dorados
como pluma de pavo real
y las faldas manchadas de mango
.
Qué va
tú no te acuerdas
.
En cambio yo no lo notaste hoy
no te han contado
.
Sigo tirándole piedrecillas al cielo
buscando un lugar donde posar sin mucha fatiga el pie
.
Haciendo y deshaciendo figuras en la piel de la tierra
y mis hijos son de trapo y mis sueños de trapo
y sigo jugando a las muñecas bajo los reflectores del escenario
.
Isabel ojos de pavo real
ahora que tienes cinco hijos con el alcalde
y te pasea por el pueblo un chofer endomingado
ahora que usas anteojos
.
Cuando nos vemos me tiras un "qué hay de tu vida"
frío e impersonal
.
Como si yo tuviera de eso
Como si yo todavía usara eso
.
Mi abuela Isabel tuvo una hija, Estéfana, murió un abril, el día que cumplió 33 años, antes, parió 10 hijos, sólo cinco vivieron. Cuentan que un día le dijo a su madre que ya no nombraría Isabel a sus hijas porque se le morían ¿Y quién te dice que les pongas así? respondió enojada mi abuela (casualidad o no, los sobrevivientes no se llaman Isabel) Los nombres se repiten, generación tras generación...

Mi prima preferida se llama Laura Isabel. Mi mejor amiga, Josefina Isabel. Mi hija, Mariana Isabel

Hay un libro, antología, de nombre Todas se llamaban Isabel . La protagonista de todos los cuentos es una Isabel (¡por supuesto!). Y a manera de epílogo el libro tiene esto, de Liliana Santirso:
.
“Isa tenía un globo / un solo globo redondo / redondo y rojo / diferente a cualquier otro globo / a cualquier otro globo rojo / El globo de Isabel / se volvía azul / cuando otros niños lloraban.”
.
Pd: ¿verdad que logré que las Isabeles les caigan mal?
Pd2: Y eso que no incluí un poema que alguien escribió para mí y que se llama "Isabel" , casi hubiera parecido un colmo
.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Jeje... ¡pero qué lindo llamarse Isabel!

Un abrazo
...
y gracias

(más que las de un changuito feliz)

Anónimo dijo...

Jeje... ¡pero qué lindo llamarse Isabel!

Un abrazo
...
y gracias

(más que las de un changuito feliz)

Anónimo dijo...

Conmigo no los conseguiras, soy hijo de una Isabel. Bueno, bajo el sobrenombre de Maribel.

Y mi hermana preferida también se llama así. Me comnrpende como nadie.

Es agradable que le comprendan a uno.

Y, claro tu también. Una Isabel.

jose fá dijo...

Anónimo.... ¿a poco así te llamas? jajaja

Francisco Javier: Recuerdo que me dijiste una vez que Isabel en los nombres de mujer era tu preferido (algo así dijiste, que yo recuerdo tooooodo, aunque no muy bien) Abrazos, Buch (también a tu Isabel hermana -¿ella es quien teme a las campamochas?)

Pina dijo...

Yo sí...

y me encanta llamarme así, aunque nadie me nombre de esa forma.

sobre todo me encanta ese coincidir de nuestro nombre.

¿Te he contado que hay un poeta llado José Isabel y que es Policía?

adivina: ¿en qué ciudad del mundo?
por supuesto, "en la capital del surrealismo", ¡aquí pues!.

abrazos con nubes

Anónimo dijo...

Siii, exactamente. Ella teme a las campamochas, pero porque dice que "Te plantan cara". Me impresiona tu memoria, también.

Anónimo dijo...

Se va, se va la barca
Se va, se va el vapor
El lunes por la mañana
también se va mi amor.

Si el agua fuera tinta
y el cielo fuera papel
le escribiría una carta
a mi querida Isabel.

Esa canción que mi mamá me cantaba con nostalgia seguramente, porque le recordaba a su Isabel, mi prima, que había quedado lejos en España hizo que el nombre Isabel me encante. Y no me falló ninguna de las Isabeles que conocí: todas son encantadoras.

Besos, Isabel!

Anónimo dijo...

ya sabía que eramos parientes...
saludos desde chiapas, como siempre.
navo.