sábado, 21 de febrero de 2009

Los negros

Lo veo y no puedo (eso uno nunca puede) evitar recordar cuando Luci me contó.
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Me dijo que un día. Común, tal vez de tarde veraniega en el pueblo (una tarde de día veraniego, sería tal vez… ¿un pueblerino verano atardecido?). El se acercó y le dijo algo sumamente estrafalario.
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Le dijo que si podía ayudarle a descifrar algo que lo intrigaba sobremanera.
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Esto fue lo que le dijo casi con exactitud: “creo que los huevos se me están poniendo negros. ¿Se pudren los huevos, Luci?” Ella no le respondió, me dijo.
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Me dijo que no contestó. Le pregunté la razón de su negativa… dijo: porque no.
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Que no le dijo nada puesto que ella nunca se los vio y es muy difícil confirmar cualquier asunto si no se tiene un referente anterior.
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Me dijo que no pudo contestar porque no quería verlos y de seguro él se hubiera bajado el pantalón y le hubiera dicho míramelos qué negros están.
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Y me dijo que ella no deseaba, en ese tiempo ver oscuridades dudosas y además no sabía de qué color estuvieron antes. Para comparar.
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Que no pudo decirle nada pero creyó que sí era cierto y que después por poco llegó a confirmarlo cuando los vio reunidos en el baldío, él en medio y no está segura pero.
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Ella dijo que cree que él les mostraba y supuso que. Porque todos se reían.
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A ella, me dijo, no le importaba de qué color tamaño o forma los tuviera, él sólo era su muy joven vecino.
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Que a ella, en todo caso, de él sólo le preocupaba y muy poco en realidad, su evidente llegada a la estación de la locura.
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Que un día lo descubrió cuando se bañaba, mirándola por un orificio entre las tablas podridas.
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Dice que ella mal se cubrió y salió, según creyó a corretearlo y no hubo necesidad.
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Que él estaba, me dijo, sentado en una piedra que había atrás del baño y que le dijo a manera de saludo, no justificación, se me van a caer, Luci, están más negros ¿quieres verlos?
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Yo ahora que lo veo me pregunto.
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No de qué color los tiene o si se le pudrieron.
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Cuando paso junto a él me dice: adiós, mija.
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Veo los perros que se olisquean y dan vueltas a su alrededor cuando camina, y me pregunto si le importa lo que algún día le preocupó.
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3 comentarios:

Pina dijo...

¡qué huevos!
... más bien, qué preocupación la de este tipo.

total, como dice Luci, a lo mejor ya los tenía así y esto de tenerlos de ese color le sirvió para -una vez aderezado el toque de locura- poderlos publicitar porque... ¿a quién que los haya tenido antes rositas o al menos no tan negros se le ocurriría mostrar tal oscuridad en su apariencia?... digo, ¿no?

Anónimo dijo...

Joder, que bien contada esta historia. Yo no podría resumirla decentemente, pero ¡¡Me ha encantado!!

víctorhugo dijo...

¿conoces el chiste de los dos compadres que fueron a las vegas y, en un mingitorio, le vieron por allá a un negro, perdón, afroamerinegro?

no te aguantas.

¿y? ¿la bestiapeluda? ¿no?

abrazos