sábado, 2 de febrero de 2008

Mentiras y qué más

Sólo hay de dos: lo real y lo ficticio. Sólo el decirlo me da miedo y risa y ganas de llorar, dormirme para siempre, nunca, dormir nomás.
Cómo saber qué es lo uno y qué lo otro. Tanta saliva, tinta, cuánta para no saber decirlo.
Ojos, tú eres una ficción.
Eres una realidad que no palpo, no puedo comprobarte.
Eres tan real, sin embargo, que he tenido tus labios y tu lengua, he olido tu piel en la oscuridad.
Soy ficticia, tú lo sabes. Yo apenas lo adivino, pero me he dado a ti en el borde mismo de la frontera que divide al estar e imaginarse.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con esto me enredo. A veces pienso que lo ficticio es lo real tapadito con una manta de miedo.
Otras veces no sé (la mayoría de las veces)

Sé que te mando besos porque quiero hacerlo, eso sí.

Anónimo dijo...

Envidia que nos da, el cabronazo

Abril Lech dijo...

¿Es imprescindible saber qué es real y qué es ficticio?

Puede que entre cuatro sobre una misma realidad no opinen lo mismo. Y si hay amor en el medio, menos aún...