sábado, 20 de diciembre de 2008

Cabellos 2

Corto el cabello, peino, pongo tintes, pinto las uñas, maquillo… desde que tenía unos quince años a toda mi familia. Porque puedo. Porque aunque no es mi profesión, lo hago medianamente bien.
A mi abuela Isabel por muchos años le corté el cabello, su cabello blanco, lacio y mientras pasaba el peine por su cabeza pensaba en ella, en su vida…
A mi hijo le corté el cabello casi al rape por un buen tiempo, años… pensaba, el cabello crece cuando me decían que no se lo cortara así, pero él quería, le hacía líneas, bordes, dibujos, lo que me pedía y yo podía… hoy lo tiene más largo que yo, que si no fuera por el delatante tono gris bien pudiera considerarse corte de niño. Corté el cabello de Santiago, Carlos, Tania, Renée, Fernanda, Mariana. Pongo tintes. Y corto el cabello de mi padre desde que una vez, no sé por qué decidió ya no ir a la barbería de siempre (un siempre que llegó sólo hasta ese día… oh, las palabras)
Amo peinar a las niñas. Coloco frente a mí un banquito donde la niña se sienta y despacio, sin provocarle molestias dolorosas innecesarias, desenredo, tejo, huelo y disfruto ... También peino a los niños, ellos aman lo que las niñas gozan y casi siempre les es vedado, así que aunque su cabello breve pongo desenredador, perfumo y peino
Hago con el cabello de Mariana un peinado de trenzas y decoro con flores, se levanta y se va. Llega Fernanda y dice: igual que Mariana, por favor…
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú tienes el don de fotografiar el alma. Eres la Kodak Instamatic que nunca pudieron hacer con granos de plata o semiconductores, tienes más resolución que la CCD más sofisticada, aún.

Y yo que me pregunto: como poder dibujar la realidad con palabras coloreadas, saboreadas, oloroseadas (ojo, no perfumadas) y que puedan, como los sueños, ilustrar y describir una realidad dada con tal alta fidelidad.

Regreso eventualmente a tu espacio y, ahí estas, aun queda por saber, si el faro poético de Cananea sigue funcionando, no tengo dudas. Si que sí. Ahí estas, más firme que el Peñón de Gibraltar, que “el Puerto” de la Sierra de la Margarita.

Yo aquí en terrenos del mar, oscilando con un piso flotante, buscando de pronto tierra firme, heme aquí encontrándote firme, en tierra firme. Sigue así, iluminando desde sierra alta, fungiendo como punto de referencia de coordenada confiable.

Y cada noche encuentro en YouTube.com un video nuevo y muy interesante, sin embargo en tus arreglos encuentro más veracidad. Concluyo aun le falta a la actual tecnología poder describir la vida de esta forma.

Sospecho que el placer que te da utilizar las palabras para fotografiar los sentimientos es más reconfortable que el cheque quincenal el cual “solo sirve” para comer, lo otro para vivir.

Imaginandote desayunando un cereal, cerrando la puerta de tu casa, caminando por tu acera, llegando a tu edificio de trabajo, poniendo tu silla lista para recibirte, ya sentada y con humor estas lista para recibir el día.

Se inicia el ritual de extracción del ente. Arranca el proceso con un baño de acido sulfúrico sobre la roca molida, previamente pulverizada, palabras que recorren los intersticios de los poros permitidos, extrayendo el metal, robándole lo esencial al mineral, obteniendo la sustancia activa, concentrando lo fundamental y, finalmente, concentra la pesadez del metal extractado. Solo requiere frotarlo para obtener un brillo único.

Cuando yo reviso tu sitio, ya esta pulido y tiene su brillo ámbar, coloreado con el dorado de los amaneceres y atardeceres del cielo sonorense.

Nunca me has preguntado si existo o no?, aunque esa pregunta también me la he hecho yo, qué duda se encierra ya. Total hacer por querer finalmente se llega al tener que hacer por motu proprio, entonces firmo esto con toda mi responsabilidad.

Anónimo (con todo y lo poco que eso significa).

Unknown dijo...

Y hasta te piden estilo y todo.
En esto vale mucho la práctica.

Yo no me atrevería a cortarle el pelo a nadie. Y si se lo cortara seguro después estaría viendo la manera de reintegrárselo por medio de pegamentos o alfileres de gancho. Y daría como resultado un peinado endeble. Muy bonito para hacer de estatua pero totalmente desaconsejable para maratonistas.

ah, le dejo un beso (uno lacio)