lunes, 17 de julio de 2006

“Ella era ciega y él sordo.
Ninguno de los dos se dio cuenta cuando el otro se fue.”


Ámbar Past


Ella era mujer y él hombre
Ninguno de los tres se dio cuenta cuando el otro llegó

Ella era virgen y él soñador
Ninguno de los dos se dio cuenta cuando el otro murió


Ella era luciérnaga y él oscuridad
Ninguno de los dos pudo calentarse jamás

No me da para más. O sí. Pero por hoy prefiero abstenerme. Y decir que trabajar con niños es muy fácil pero tan difícil. Es decir, sigo en el plagio, pero otro

6 comentarios:

Pina dijo...

sí, me acaba de pasar eso con una alumna adolescente o púber del taller de verano.
Simplemente me dijo:
"No, no me gusta eso; me aburro"

Ni te imaginas poemas de quién leíamos esa tarde, la primer, única y última tarde en que esa niña asistió.

Saludos.

p.d. ¿Lista para ser "La madre del novio"?
Yo, sí... el hada madrina de los dos.

jose fá dijo...

Bueno, sorpréndeme. Dice el Omar que allá en Chiapas les leía a los niños de los talleres en biblioteca, poemas del Solís, aunque no supe si del Ricardo o del Rodrigo y que ellos encantados. ¿Serán otros niños?

Pina dijo...

Pues aquí eran de Luis Rey.
Claro, eran del poemario "Poemas prohibidos". Lo curioso es que el otro alumno, un ambientalista norteamicano, de alrededor de 50 años, me dijo que le habían gustado. Inclusive hizo un buen análisis de los mismos.

Anónimo dijo...

Saludos Jose Fà, Pina...
eran choros del rodrigo solís, rolas choreadas.
los enanos estaban encantados y algunos me pidieron copias de los choros para llevárselos.
bien chilo.
Navo

Pina dijo...

Orale, Navo; definitivamente Chiapas es otro país... jamás superado por Sonora.
Qué buena onda.
Saludos

p.d. Navo: Conoces tú a la tal Alesona que hace unos 2 o 3 días te tiró en Altanoche?

p.d.2 Saludos a los dos

Anónimo dijo...
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