viernes, 7 de julio de 2006

¿Qué venía a escribir?, díganme, dedos (puedo decir teclado, pantalla, letras, y nadie responderá): ¿qué quería decir?

Porque pasado un rato lo olvidé porque el viento, porque un papel, porque los libros, porque pensé cuánto falta para noviembre y me dio gusto, porque supe que es viernes y me asusté, tomé agua, vino a mi memoria algún durazno, me pregunté qué pasa con los muertos, con algunos. Me olvidé.

Despertar es recordar nos dicen. Pareciera que en el sueño o en el dormir nos olvidamos de nosotros y es tan fácil irse, caminar otros caminos, dejarnos como asunto ya solucionado en una carpeta, aventar nuestro cuerpo en una cama para olvidar cómo es el tacto de esa piel, cómo es que vemos con aquellos olvidados ojos ahora cerrados, no recordar sino hasta la mañana cómo la sombra nos persigue sin cansarse (por lo menos no aparenta estar cansada). Al dormir no estamos. El olvido es eso.

Despertar sería lo contrario, pero en algunos casos no se puede, ya no hay marcha atrás. Lo olvidado ya no vuelve.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué venía a decirte?

abrazos