sábado, 12 de agosto de 2006

Caminar sola es caminar solamente.
Caminar con Mariana en cambio es mucho más: es oírla hablar incansable, alegremente, saltando, mirando.
Caminar con Mariana es caminar en compañía del entusiasmo, gozo, curiosidad y asombro.
No podría acercarme a describir lo que pasear por estas calles sabatinas de la vida junto a Mariana se me regala.
Tengo que agradecerlo:
Gracias.

1 comentario:

Pina dijo...

sí.. uno nunca sabrá cómo agradecer al cielo tales milagros.
Besos a ambas de ambos.