martes, 8 de agosto de 2006

Como una sanguijuela


A veces me siento como una. Porque me da por oír y no devuelvo, las historias alimentan mi imaginación, el deseo de escribir. Porque cuando alguien me cuenta y se abre las venas y me obsequia su sangre y su argumento sin que yo se lo haya pedido, qué puedo hacer. Yo chupo, me atiborro de vidas, personajes y tramas ajenas.

Se dice de alguien que es lento caracol, que tiene risa de hiena, corre como un galgo, que es fiel como perro, húmedo como babosa, ligero como colibrí, bello cual mariposa. O feo como sapo.
¿A quién no le habrán alguna vez preguntado: qué animal te gustaría ser, si pudieras elegir, si reencarnaras, si fuera un sueño, una película, si fueras sólo palabras en un cuento…?

Un perro, definitivamente, no
Ni vaca, ni yegua, no lombriz, nunca jirafa
No ballena, golondrina, avestruz, delfín tampoco
Algún moralista animal de alguna fábula. Jamás

Tal vez un unicornio, el Ave Fénix, un dragón, alguna araña
O el Minotauro, la serpiente quinta en la cabeza de Medusa
aguamalas o jejenes (en plural)
Los sapos, arañas, lagartijas, que escupió la bella y soberbia hermana del cuento de hadas
Quizá el Gato con botas, la golondrina del Príncipe Feliz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me esperan en Egipto... también

Anónimo dijo...

Ocho de agosto. En el año 2001 dije: "quiero separarme"
Fue un momento importante en el que empecé a reencontrarme.

Gracias!