viernes, 19 de enero de 2007

La lluvia es. Siempre ha sido. Salgo a cualquier cosa y en el camino las gotas me alcanzan. Regreso mojada. Cómo pretender que no somos más que un vaso reteniendo el agua. Cómo pretender que no somos más que agua, retenida en un vaso…

Emilio Prados tiene una bella versión:

“No es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene,
lo que está roto es el vaso
y el agua al suelo se vierte.”


Santiago Genovés lo cita en su libro El cuento de la violencia.

Y ahora, tengo que decir que todo indica que nevará… mañana escribiré con copos y traeré un frío feliz en el cabello. Sonó a promesa. Y no lo es.

2 comentarios:

Abril Lech dijo...

Ni agua.
Ni vaso.
Apenas seres intentando justamente SER.

Vine sin querer venir
y me fui sin quererme ir.

De verdad.

Me gustó mucho este post.
Que llueva y nieve.
Dos regalos que nos recuerdan que la vida nos permite seguir intentando.

Mis besos

Anónimo dijo...


y esa lluvia tal vez
quizá la nieve
estén ahora tocando tu ventana

a ellos,como a vos, saludo