martes, 5 de septiembre de 2006

Mentiras, 1

Esto me lo dijo una amiga:
Hay niños que dicen que quieren ser bombero, buzo, enfermera. Yo no recuerdo nunca haber deseado ser de grande doctora, ni salvavidas, cocinera, policía, maestra… sé que deseé para mi futuro una casita cerca de algún mar, tener muchos amigos, ser bonita, pintar, ser feliz, esos deseos… no soñaba con profesión u ocupación alguna. Nunca, nunca quise escribir, nunca me dije: “cuando sea grande quiero ser escritora…”
Y sin embargo, aquí estoy, después de todos los años transcurridos; reviso minuciosamente lo que estoy haciendo y descubro con sobresalto que escribo: escribo siempre. Lo único que hago es escribir. Cuando camino por la calle no camino, escribo con cuál palabra mi pie derecho se mueve antes que el izquierdo, pongo una coma antes de cruzar la calle, un punto y aparte al llegar a mi destino e inicio un nuevo párrafo… no miro las nubes, pienso cuáles adjetivos usar para describirlas… y si topo con un perro muerto, mi único temor es no encontrar el verbo que mejor me haga decir aquélla muerte allí tirada… cada mano que muevo para avanzar, la escribo antes, el camino es para mí un cuaderno…
La escuché detenida y cortésmente. No pude decirle que mientras ella hablaba yo me entretenía en construir el borrador de lo que me decía, eligiendo las palabras, colocando con fruición una coma aquí, otra allá, punteando cual si bordara, buscando con afán adverbios para ubicar su narración, coloreando con adjetivos por mí seleccionados sus sustantivos. Pensando aquí va un guión, aquí intercalo exclamaciones, pendiente de acentuar correctamente. Intercambiando las palabras que ella me dice por las que yo uso siempre, como lo hice en los anteriores párrafos. Ja, si mi amiga ni siquiera mencionó el término palabra, ella dijo, literalmente: “siento que no vivo más que cuando puedo hablar de lo que estoy viviendo”, ya luego me explicó por un buen rato su desesperación cuando no encuentra cómo decir su vida.

Y yo me descolgué por esa idea, me resbalé de inmediato por la posibilidad de hablar del hecho de que yo no vivo más que cuando no puedo describir lo que vivo. Cuando no sé qué es lo que siento, cuando algo me maravilla tanto que no puedo vaciarlo o transformarlo por lo menos no de inmediato en palabras, es cuando estoy viva. Todo lo demás es literatura, puro invento.

No hay comentarios.: