lunes, 23 de julio de 2007

Y llega la lluvia tras de mí.

Mientras caminaba ni cuenta me di que traía todas las gotas corriendo, anhelosas (opciones: ni yo lo creo, o sólo yo lo creo) de alcanzarme.

Luego llega Alma, mi amiga, que habla conmigo (aunque yo hablo poco), me encanta (¿encanta?.. no sé: me gusta, pero más que eso) oírla y pescar de entre el río de su voz palabras, frases y me digo mientras la oigo que desearía escribir esto y aquello… pero a veces mi anzuelo se rompe o la red se me llena demasiado y no puedo deshebrar a tiempo lo que he pescado y todo se me convierte en un mazacote lingüístico, otro río al que no puedo llegar.

Y Alma se va y sigo escuchando la lluvia y un gato llamado Hugo, las mujeres complejas (que no complicadas), los amigos hombres, el ángel de la Guarda sin pecar, la literatura y la pornografía… y el agua cae como si todo este temario no le importara en lo absoluto, cosa que sospecho es cierta.

A nadie esto le ha de importar, ni a Alma, parece, que se fue tan quitada de la pena después de lloverme encima todas sus palabras dulces que me empapan de dudas y de ganas de escribir sobre los caballos salvajes y la suerte de los muertos, y el pan de levadura...

Creo que a mí sí. Me importa mucho.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que te importe a vos aunque no le importe a nadie.

Ay, cuántas palabras se te quedarán en la red, y qué ganas de leerlas... Saldrán, ya saldrán, y leeremos sobre caballos salvajes y muertes y levaduras.

Algunas veces (muchas) cuando te leo tocás algo adentro de mí y casi siento cómo saltan notas adentro mío y quieren salir. Y algunas veces salen. Eso es porque parte de tu corazón está en tus letras.
=)

Me tocaste. Eso me importa.
Besos.

Anónimo dijo...

Ay, sí que me tocaste hoy.

Qué hay en esas palabras tuyas que escribiste, que son las primeras del día que leí. Mientras escucho una música que me gusta mucho me salen sensaciones lindas de adentro.

Gracias, Jo, Hada Hermosa.