martes, 19 de septiembre de 2006

Mojar la oscuridad
“Querernos cuando llueva
para que llueva a gusto”
Tomás Segovia
"Anoche soñamos que llovía..."
Pina
Y luego, inventé la lluvia. No duermo fácilmente y hacía más de una hora que tú sí dormías, terca y apaciblemente. Eso parecía. Y lo decidí:
Hasta que cayó la primera gota: tímida y lejana. Las otras vinieron después, con desenfado y ritmo. Las escuché caer unos minutos, sentí cómo mojaban las hojas de la higuera y resbalaban a la tierra seca, sentí en las manos el descender de cada fragmento acuoso, derritiendo el paisaje, mojando la oscuridad, deshaciendo mi tacto.
Llovía y te llamé: Amor, está lloviendo. Te sentaste somnoliento y escuchaste, oíste las gotas, oliste la tierra mojada, dijiste qué frío, me medio miraste y acostándote acurrucado, de nuevo te dormiste. Amor –insistí, tienes que cerrar la ventana, el agua se está metiendo. Logré que abandonaras el lecho (el hecho helecho) y cerraste casi con enojo la ventana. Chin, ya me mojé, murmuraste y caíste de cabeza al sueño retomando tal vez el otro sueño, en el que yo no estaba, o sí. Pero claro que no estaba: en esos momentos hacía llover.
No quiero despertar, hice llover tanto hasta que logré cerrar los ojos e irme... deseo disfrutar mi merecido descanso. Pero despierto. Y aún duermes, te sacudo brevemente: amorcito, ya es es hora.
Entre bostezos me miras, qué extraño, anoche soñé que llovía y me pediste que cerrara la ventana... dices acusadoramente.
No, lluvia de dónde, está un solazo (me solazo en tu desconcierto). Ya levantémonos.
Y cubro con la sábana al destaparme el breve charco que ha quedado junto a la ventana.

2 comentarios:

Pina dijo...

mañana lloverá.
Qué ingenua frase... pero eso dicen. Ojalá sí; ojalá no tanto: nuestra casa es un desastre de gotas felices que nos roban -por momentos lluviosos- alguna ropa dispuesta a irse al basurero

te desemos una lluvia igual

con abrazos

Anónimo dijo...

p.d. llovió rico