martes, 24 de abril de 2007

Otra vez

Para Antonio

Viernes lluvioso de aquel final de julio. Salió de su casa metiéndose meticulosamente en todos los charcos nuevecitos. Aquello de chapotear una y otra vez sin remordimientos le recordaba épocas felices... o menos tristes. No es que estuviera triste, no mucho; de hecho, según estudios de científicos angustiados por el comportamiento y de acuerdo a estadísticas en las que ciertamente no creía, los seres como él no pueden gozar de la tristeza; no, sólo las emociones simples le llegan al corazón y la tristeza, como todos saben, es compleja. Como fuera, el tener los verdes ojos en esas condiciones no le ayudaba a prevenir el agua, menos si ésta se encontraba en el suelo, agrupada en pequeñas lagunitas... Entonces, tal vez no era meticulosidad el desapego por lo seco, sino resignación casi feliz ante la inevitable humedad.Si julio no se acaba pronto, o si lo hace (que lo hará, ya lo sabemos) pero agosto continúa como cascada viniéndosele encima, sus pies terminarán destrozados, lo sabe. El color ya se despidió del pie izquierdo y deja de a poquito el derecho desde la primera llovizna: tela de poca calidad. Y él, ¿qué puede hacer con la mirada al revés? Su única razón de ser es continuar recorriendo las calles de este cuento una y otra vez.
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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que justo cuando empecé a leer saltó al azar una música sutil. Entonces leo y siento a un sutil personaje verde, que casi es impalpable y que es como el azúcar. Y es inocente y es sabio al mismo tiempo.
¿Y cómo puedo yo saber todo eso que no decís? ¿Lo habrás sentido al escribirlo?

Besos, Jo

jose fá dijo...

je, lo que sentí fue la necesidad de explicarme "este era un gato con los pies de trapo y los ojos al revés ¿quieres que te lo cuente otra vez?"

¿Sí?... "sí, este era un gato..."

es tan fácil contar y contar ésto

me estaría la vida que me queda desmenuzándolo... mejor no

Anónimo dijo...

No deberías haber revelado el móvil de tu escrito, prefiero pensar que es un hombre que se desdibuja, pero ahora que lo aprendí se lo voy a contar a mis hijas, saludos.

Anónimo dijo...

Mejor no.
Captaste el sabor. Entonces captaste la esencia.
No sé si te pasa como a mí, que a veces no entiendo a la gente, pero al paladearla me doy cuenta del fondo. Y aunque no entendí, ya entendí.
Y toca saborearme a mí. (o a otras personas muy saboreables. Yo te saboreo mucho a vos, eh? =D)
Besos