lunes, 20 de febrero de 2006


Marzo de 1997


Dormiré feliz en esta noche, mientras el viento siga soplando en la primavera caliente: las campanas que todo el año cuelgan su impasibilidad en el mero borde del abismo ventanal, han revivido.
La felicidad, hoy, ahorita, es este sonido que entra en mis oídos para darme dulces, líquidos y navegantes sueños.


Abril de 1997


Tiene que ser aún abril cuando retome el enorme placer que padezco al escribirte, amor. Abril y por qué no mayo. En mayo ya estaré gozando en lo continuo que me dabas al pensarte. ¿Y por qué hace tanto la ausencia? No sé qué mentiras responderme. Como esta carta es de mentiras, te diré que: estuve medio muerta o medio viva, según lo afirma (¿o niega?) un televisivo mensaje; y parecióme todo en vano, los deseos y el miedo de olvidarte. No es que haya revivido, no mucho, pero estoy en la tarea de querer inventarme un vital soplo que me anime. No todo va mal. O supongo que no me va peor que a otros. O... ¿cómo decirlo?... Olvidémoslo.

La Escabiosa Mordida contiene como sustancias activas la saponina, el tanino y los principios amargos son los principios activos de la planta. Es eficaz contra la pestilencia, para lo cual se la hierve en vino, y se bebe; también se colocan las hojas verdes sobre los ganglios. Igual fuerza tienen las raíces, bebidas eliminan la sangre del cuerpo, y bebida tiene una forma especial de calmar los dolores de la matriz, y de matar los gusanos intestinales. El alcohol de la escabiosa mordida, una vez bebido sirve contra los ardores de pecho, la tos y la ronquera, la respiración difícil, así también para eliminar mucosidades y flujos fríos... También se le conoce como Mordisco del diablo.

¿Qué dices? ¿te interesa? Este sí es lenguaje poético... No, esta es poesía sin valerse del lenguaje, o a pesar de él... nada es lo que quiero decir... (“en esta noche clara / de inquietos luceros...”) confío, pero no, en que tú me entiendas. TARAXACÓN: también se le conoce con los nombres de achicoria amarga, amargón... diente de león (Hay que tener cuidado para que los niños pequeños no jueguen con las flores)

Ya se fue Pía. Ayer. Hablamos mucho y dormimos muy poquito. Si supieras cuánto hablamos. Eso es bueno, muy bueno. Luego se fue y yo me quedé sola. A trabajar en chinga, que estoy atrasada en casi todo. ¿Por qué me pasa esto? Pues porque me gustan las broncas, porque no sé decir no con la asiduidad que la palabra merece y aquí estoy: escribiéndote y pensando en todo lo que tengo que hacer... ¡chin!
¿Me has extrañado? Yo sí... mucho.

Aprovechando que esta carta es de mentiras, te voy a contar algo: amé a tres hombres. Amo a esos mismos tres hombres. Nunca podré dejar de amar a ninguno de esos tres hombres. Y lo he intentado, con insistencia y afán, y el tiempo pasa y el amor ahí está: intocable, entero... Dónde, en qué recóndito pedazo de esta habitación que somos y que usamos antes de morir (o usamos para vivir, como gustes), se hizo bolita el amor, se hizo piso necesario, cobijas y almohadas indispensables?... o ¿dónde se escondió el amor por estos hombres, tres, que no puedo sacarlo cuando barro mi casa con escobas nuevas y sacudo con agua limpia recién llovidita? No sé, pero allí sigue. Y los amo y a ninguno de los tres puedo tener (tener en la cercanía, en el consuelo de la piel, la voz cercana, el calor y la mirada) Uno se me quedó lejos, en los recuerdos casi de infancia, mi hijo es su hijo y lo amo también por eso. Otro se está perdiendo en la distancia de la pasión y frustración musicales, en el drama de jeringas, soledad y desvelos, y lo sigo amando a pesar de eso. El otro ya sabes quién es... lo amo y escribo cartas y cartas para él. A pesar de todo.
Ya ves. Lo bueno de estas confesiones tan dramáticas y que casi te hacen llorar (de risa), es que son de mentiras.

Y tú ¿qué dices?. Te tengo atolondrado con tanto palabrerío, te tengo aturdido con todo este rollo, estás atónito, asombrado, estupefacto, espantado, sorprendido, turulato, maravillado, pasmado, triste, cariacontecido, sin poder hablar, con la boca abierta, como quien ve visiones... O nada de esto. En fin, como conjeturar es verbo y fabular también, mejor dejémonos de cosas; si no quieres contestarme, no lo hagas. Nada pasará. Que no haya pasado. Ya ves que nada nuevo bajo el sol... Ah, pero qué tal bajo la luna... hummmm, qué rico.

atte.
La mentirosa que no miente

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