martes, 28 de febrero de 2006


Noviembre de 1997
Cananea
frío, frío, frío...
yo

Hermosillo
tibio, tibio, caliente...
ya llegaste:

Del color de esta hoja se me pondrán los labios en el primer instante de mi muerte. Contamos con reducidos catálogos para que usted elija la forma que tomará su mano derecha cuando intente apresar el último respiro. Esperamos con impaciencia su decisión. Estaremos para servirlo en:

Privada del Espantapájaros Errado,
Cerrada la boca y helados los labios,
Sin nombre conocido que los llame.
00000001-0

Pd 1: ¿Cuándo y en qué pajar perdimos nuestra aguja, amor?
Pd 2: Ofreceré rescate a quien la encuentre; la imantaré cuando la encuentren; serás el norte que la bese si la encuentran.
Pd 3: Entre pajares y pajareos recuerdo un sueño:
Parada en una esquina sentí una sombra sobre mí; al voltear vi que pasaban volando dos ángeles enormes, morenos y gordos, llenos de lazos y de bucles; su vuelo lo efectuaban en una posición muy incómoda; los seguí, sin dejar de verlos, tropezando con gente que venía en sentido contrario y que no los veía; nadie volteaba al cielo... Llegué a la plaza y los ángeles se me perdieron entre los árboles y entonces descubrí que en su lugar había un gran caballo, blanco y gordo que flotaba; era un globo, un globote... y eso eran también los ángeles. Traductor de sueños: ¿qué me dices?
Pd 4: Uno de Eduardo Lizalde: “Aunque alguien crea que el terror / no es sino el calcetín de la ternura / vuelto al revés, / sus pastos no son esos. / No están ahí los comederos / del terror. // La ternura no existe sino para Onán. / Y nadie es misericordioso / sino consigo mismo. / Nadie es tierno, ni bueno, ni grandioso en el amor / más que para sus vísceras. / La perra sueña que da su amor al niño, / goza amamantándolo. / Reino es la soledad de todas las ternuras. / Sólo el terror despierta a los amantes.”
Pd 5: Y colorín, colorado, esta carta se ha matado...

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