viernes, 13 de octubre de 2006

En el hipocampo

Quiero un tren

Quiero un tren en la memoria
y no lo tengo

No puede mi recuerdo
hacer llegar al puerto enmohecido
ni el naufragio
ni la sal
que no sentí en la piel
porque no tuve
nunca fui, no he sido
náufrago, sirena
ni ola nunca tuve

Hurgo en el pasado
desentraño oscuras imágenes
hay ríos, serpientes gorgoteando
que me dicen que no están, que no estuvieron
y rostros ajenos con mirada de fotografía vieja, dolorida
y ni un solo tren
en mi memoria
ni un ahogo en la profundidad salada

Las casas de mi infancia
y los relámpagos
ruedan por los arroyos llenos de polvo caliente
pero en la herrumbre del tiempo
no hay trenes
para poder por fin largarme de esta ausencia
que me cansa

Quiero un tren y no lo tengo

El tren con remolinos y ventanas
redondos o cuadrados agujeros
sepulturas de paisajes y recuerdos

Quiero un tren.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

qué lindo. Me recuerda aquella imagen de Omar Pimienta.
Sabes cuál, ¿verdad?

Anónimo dijo...

Ese tren llegará de improviso en cualquier momento: mientras duerme, mientras ríe, mientras llora... mientras lo espere... Usted sí es una sirena, sólo que el mar en el que vive se llama Poesía y su canto no es mortal: nos embelesa, nos atrae y nos vivifica...

Con cariño, admiración y respeto,su amigo, alumno y cómplice literario,
Óscar Bernardo Duarte Ballesteros

Omar Bravo dijo...

Un regalo:

Chucu chucu chucu tu tuuuuuú.

saludos.

omar.

alvear dijo...

El muso de este poema, Humberto Lavin, es el saxofonista que hace media hora de respiración continua? Ojalá. Yo soy Marcela, oboista. Si fuera él dile que lo ando buscando hace 20 años y perdón por usar tu espacio para encontrarlo.