lunes, 12 de febrero de 2007

Infierno Copretérito

No puedo imaginar qué haces cuando duermo. Los grillos cantan, se dice que cantan, ya sabes, esas cosas figuradas. Estás junto a mí en la cama, tu rostro no me dice nada, es la imagen de la relajación aunque ocasionalmente parece que parpadeas, sonríes o haces pucheros. ¿Qué haces tú cuando yo duermo?, tendrías que dormir, no puedo asegurarlo. De seguro también tú crees que duermo cuando tú lo haces.

Tal vez no duermas. Tal vez te pones a pensar ¿en qué piensas? Estoy dormida y tú estás pensando en tu trabajo, tus amigos, en tu día que ya se acabó, que ya se fue para siempre, piensas en esa manía detestable de los días que se van, no vuelven. Me has platicado que todo va bien, pero yo pienso en tus ojos apagados cuando hablas, en el tono tan cansado y de seguro me estarás mintiendo, no quieres preocuparme. Quisiera ser un grillo. Cantar nomás porque sí. En la noche, entre los árboles. No mirar tu respirar, no estar al pendiente de tus ojos que miran no sé qué colores cuando duermes.

Te levantas, tratas de no despertarme, no lo haces, te paras frente a mí, me miras fijamente, me haces muecas de repudio… no puedo creer que estoy imaginándolo, tú no eres capaz ¿o sí? Me miras mientras duermo y quizá sientas ternura, amor, dolor ¿por qué te dolerá mirarme? Te parezco lejana ¿puedes ver en mí a aquella mujer de hace unos años? Creo que los grillos lloran, no tienen lágrimas y por eso optan por el ruido.

Cuando hacemos el amor antes del sueño, estarás despierto en la satisfacción ¿frustrada? ¿Pensabas en otra?, acaso la añoras, reniegas de haberme tocado, entrar en mí cuando quisieras vivir en ella. Otra mujer en nuestra cama, no puedo creerlo. El chirriar de los grillos está enloqueciéndome. No te has movido, descansas, ajeno a mi pesadilla.

He despertado, algunas noches, sobresaltada, buscando tu presencia y allí estás, dormido. Creo que cierras los ojos cuando sientes que voy a despertar, finges como un experto. ¿Desde cuándo fingirás todo conmigo? Pero no, despierto y siempre estás dormido, roncando incluso. Deseo abrazarte, asegurarme de tu existencia, con tu piel anclarme, pero temo que me hables entre sueños cuando sientas mis brazos y digas otro nombre, o alguna palabra que me lastime.

Los grillos parece que se callaron ¿se dormirían también? Tendría que despertarte. Verte a los ojos, encontrar allá escondidos tus pensamientos, preguntarte con quién soñabas, pedirte que me lleves a tu sueño, rogarte que no me dejes tan sola en esta almohada, naufragando entre las sábanas que para ti son barca que te lleva… ¿a dónde te vas remando para alejarte de mí mientras duermes?

sábado, 10 de febrero de 2007

Nube deseada

Me soñè tierrita seca bajo un inclemente sol de mediodìa
y pensè en ti al despertar, de mañanita

miércoles, 7 de febrero de 2007

Quién sabe cómo reconoceré mi aliento
mañana que despierte removida
luego de este húmedo penar
que me ha llevado de la mano
por tantas veredas cristalinas
y llenas de agujeros fríos

Después de este soñar contigo
quién sabe si podré quitarme
el llanto de la cara
y levantarme para un mismo día

martes, 6 de febrero de 2007

Todos los caminos
que llevan al mar
son húmedos
son llanto
gota
lluvia
saliva
...............y charco


Todos los caminos
que vienen del mar
son secos
son desierto
grieta
arruga
lagartija
...............y cacto

sábado, 3 de febrero de 2007

Con ella en el espejo


Un rostro sorprendido te descubre
despide señales agobiadas
mueve sus alas con furor
tratando de llegar a ti.
Acumula en tu mirada
avaricioso insecto
gestos.

En los párpados anidan barcos
caricias perezosas
recorren tu silencio.
Con su mano en el cabello
caballo marino
flotando
te peina.

Gota de mercurio volcada en el viento
en sus pupilas
se reflejan chispas delatoras
te espía.
Fogata apagada con llanto
envía mensajes
noticias te llegan de lluvias remotas.

Tu imagen revive tras el hueco líquido
cometa exiliada de húmedos dedos.
desconoces ese guiño cruel
que te cierra un ojo
tu ojo
ido para siempre a la otra orilla
arena silenciosa hundida en la niebla.

Cajas de madera repletas de grillos
resuenan en la noche turbia.
puedes ver tu eco en esta luna
que te reproduce y castra
quebradiza arruga
penetras dormida
y callas.

Frente a ti la boca
interrogante muda
murmura.
perfecta copia de tus labios
casi
lago congelado
botella con un niño muerto adentro.

No puedes dejar de hacer
lo que el simulacro transparente dicta.
Lengua cristalina
serpiente de río
de perfil el ser
de las dos
cabezas.

jueves, 1 de febrero de 2007

sQuisiera ser un fiordo
que nadie supiera lo que soy
y si alguien lo desea saber
tenga que ver en algún diccionario
para averiguarlo

perdería interés
porque
quién quiere tomarse tantas molestias
por alguien que es un fiordo
que quisiera serlo

miércoles, 31 de enero de 2007

El angelito

Llegó lentamente al baño, con esa manera lenta con la que sólo al baño y no a otro lugar, puede llegarse.
Con movimientos rápidos y suaves se quitó la ropa y miró angustiado hacia la tina: un esqueleto deforme y perfecto, cubierto de carne, de sangre, y de agua. En la tina está el arcángel Rafael, el arcángel Miguel, el arcángel Gabriel y está muerto: se rompió las venas y su piel y los vellos de las manos, sus muñecas. Gabriel Miguel Rafael llegó al baño lentamente y rápido se quitó la ropa, mientras con los ojos angustiados miraba al arcángel Gabriel, al Rafael arcángel Miguel muerto en la tina; tomó una navaja de quién sabe qué parte y después de rendirle culto a sus brazos, a sus muñecas, en un gesto dulce, tierno, y apresurado, cortó primero el aire, sus vellos, la piel, las venas y, con su cuerpo deformemente perfecto, se metió en la tina. Llegó lentamente al baño.

lunes, 29 de enero de 2007

Me lo dice el sueño que no llega

Como si uno anhelara saber
qué gusanos
pudren el alma
de las cosas.

Como si uno pudiera olfatear
el hediondo brillo
de las lunas huecas.

Como si la ausencia pudiera
tocar para mí
tu epidermis.

Como si la lluvia no deshilachara
las ventanas
abiertas.

Como si las ganas de dormir
bastaran.

Como si ya no estuviera
muerta.

sábado, 27 de enero de 2007

Dos poemas hablando de lo mismo:

uno

la huella no detiene
al frágil pie
que la dibuja

y dos


el muerto resucita
en cada diente de león
que rompe el vuelo

viernes, 26 de enero de 2007

Breve descripción de gestos copiados a la noche

El brazo tenso y móvil
en lo terso
de la piel
oscura

los ojos metidos
hasta el borde
del mirar desnudo:

el papel de pieles
agotadas
la tinta
de sudores repetidos
los dientes mutilados
dejados al descuido
en el ombligo
y el placer helado:

el gesto de vivir
dormidos
clausurados
de ventanas y de ríos:

Somos la suma mal sumada
del nocturno llanto
de los niños

miércoles, 24 de enero de 2007

martes, 23 de enero de 2007

Chingaquedito

Anoche soñé con nieve, me dice Omar.
Así, como si Nieve fuera una mujer, se me ocurre pensarlo.
Como si Omar soñara a aquella mujer de cabello blanco que todos alguna vez hemos soñado, aunque no siempre la nombramos Nieve.

Y recuerdo cuando alguna vez soñé con Dragón, tal vez sólo era un incendio que volaba el que soñé. Y lo nombré Dragón y recordé su escama dorada sobre el pecho rojo, y los ojos verdes que en el sueño me miraban invitándome a volar y a quemar enemigos de papel.

Ayer la nieve me cayó encima, despacito, como caería el vapor si cayera, como se desplomaría un suspiro (los suspiros de bellota se deshacen en la boca). Parecía que no me tocaba, como si rozara mi ropa y resbalara flotando hacia la nieve acumulada del suelo, como si dijera con su boca de algodón: shhhhhh, shhhhhhh, calladita, no corras, no te haré nada, sólo te acariciaré, déjame, no me detengas, shhhhhhh. Y yo caminaba por las calles blancas que poco a poco se dejaban reinvadir, sin darse cuenta, como yo, que metiendo los pies en la blandura casi ni cuenta me daba que los pies se humedecían a pesar de calcetas y zapatos, shhhhhh.

Y despacito me cubrió, penetró dulcemente en mis guantes, mojó mis manos, el gorro, la cabeza, heló mi nariz, las orejas, me llenó de frío. Y adormecida por su tentaleo lento llegué aterida a mi casa y allí me percaté de pronto de lo mojada y fría que estaba, de que casi no sentía los pies, los dedos, la nariz. Sin embargo sonreí porque disfruté. Fue tan sabroso ponerme a disposición de Nieve, esa, la que Omar soñó. Shhh, duerme. Nieve llegará a arroparte.

lunes, 22 de enero de 2007

Está nevando. La nieve es un rehilete de espuma. Es agua disfrazada de estupor.

Nevó anoche y hoy las calles son un peligro peatonal. Nieva desde hace horas y yo me pregunto cómo haré para caminar hasta mi casa, si permitiré que la nieve sea mi guía, si caeré en las aceras, sobre el hielo, si mi rostro se cubrirá con la impasible máscara del frío, si podré algún día decir la nieve.

Porque no hay palabras que digan cómo cae, cómo se posa, cómo cubre hasta los hilos, cables, alambres sin la menor violencia. Cómo uno quisiera limpiarse, quitarse la ropa y los zapatos y penetrar en ella, que es dulce, que es blanda, que parece no estar fría.
Pero está.
Y voy hacia la ventana y observo fascinada los pinos cargados, algunos abiertos (no hay otra palabra, están abiertos) porque no soportan tanto blanco peso y pasa algún ocasional andante y no puedo saber cómo se siente porque camina como estatua blanca, y pasan autos, todos blancos y no sé a dónde van, de dónde vienen…

La nieve no cesa y me voy a caminar, a perderme en esa blancura que desconozco a dónde me llevará…
Pienso en ti como tocándote
y mi cerebro es un cuaderno
lleno de tus huellas dactilares

sábado, 20 de enero de 2007

"Ella no busca a alguien / y al encontrarlo se marcha." Rafael Cadenas


Y me pregunto, amor: ¿Por qué he de buscarte cuando quiero que me encuentres?

viernes, 19 de enero de 2007

La lluvia es. Siempre ha sido. Salgo a cualquier cosa y en el camino las gotas me alcanzan. Regreso mojada. Cómo pretender que no somos más que un vaso reteniendo el agua. Cómo pretender que no somos más que agua, retenida en un vaso…

Emilio Prados tiene una bella versión:

“No es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene,
lo que está roto es el vaso
y el agua al suelo se vierte.”


Santiago Genovés lo cita en su libro El cuento de la violencia.

Y ahora, tengo que decir que todo indica que nevará… mañana escribiré con copos y traeré un frío feliz en el cabello. Sonó a promesa. Y no lo es.

jueves, 18 de enero de 2007

Este es un día de invierno, un día invernal, el invierno diurno (las palabras, qué compañía tan grata). El cielo es gris como en película dramática, hay pájaros que se mueven metidos en ese vuelo dulcemente ensayado durante años.
Los árboles son una ruina aparente, sólo tronco y ramas, de colores cafés, gris, blanco, sucio, desvalidos, fríos, secos. Hay, sin embargo, verdor, algunas plantas se resisten al despojo de sus hojas, empecinadas en la eterna primavera (ingenuas habitantes del reino vegetal), la hiedra que aquí es abundante, algunos laureles, y los muchos pinos ( por el suelo ruedan las piñas y la pinaza que de ellos caen). Las pináceas, coníferas (las palabras, qué bellas). Perenne es un término botánico que se describe con esdrújulas simbólicas, el acento que siempre se coloca. ¿Siempre tendrán sus hojas? Con dos años sin caer ya se llaman perennes. Tú me amas ¿por cuánto tiempo durarán verdes las hojas de tu amor?
Los troncos que ahora nos hacen condolernos al ver su vulnerable desnudez se llenarán de hojas, tal vez de frutos, ojalá de flores cuando ya de primavera se hable, y sean el verano y el sol y no las bufandas, los guantes, la chamarra, las cobijas, la chimenea quienes nos calienten. (Te abrazo, Sol, te abrazo queriendo, de veras abrazarte).

El viento parece que no tiene nada más que hacer que llegar golpear irse y volver llegar golpear e irse. Llega acompañado de humedad que por la amistad que los une, me digo, se ha transformado en agujas, que vuelan como pajaritos minúsculos, balanceándose entre el aire que corre (porque eso es el viento ¿verdad?). Me gusta que esas aves minúsculas se estrellen en mi rostro y me regalen la sensación de traer una máscara helada cubriéndome. El frío es mi máscara de protección, nadie puede saber lo que pienso o siento cuando mi cara ha sido transformada en hueco impasible por los picos helados que vuelan en el viento.

miércoles, 17 de enero de 2007

......Noche de lluvia

Toda esta calle
es una tortura.
Es un lodazal.
Un charco.

Caigo.

Me hago polvo
olvidado entre las gotas
y soy arroyo oscuro.
Caminando.

lunes, 15 de enero de 2007

el punto más negro de la noche
se encuentra escrupulosamente
.............................agazapado
con toda exactitud
en un rincón silencioso de tu ombligo
y confunde levemente el paseo
.............................de mi tacto
enturbia mi gemido
la lengua se me nubla
.....................a punto de llover
y me hago arroyo
lavando tus guijarros

sábado, 13 de enero de 2007

.....Tenemos cinco o seis y siete
.....(y hasta ocho)
.....Posibilidades para ser felices:

El cinco son estrellas.
Al seis pongámosle silencio.
El tres y el dos digamos que es nostalgia.
El uno, como siempre, será olvido.

El seis tendremos un hueco como luna
redondo pero más hiriente.

El siete asestaremos una puñalada
con los versos…

Y el ocho será el momento preciso
para pensar en ser felices


(pensarlo por lo menos)

martes, 9 de enero de 2007

Lo confieso como si fuera algo vergonzoso (pero no lo es, claro que no, aunque pudiera serlo, si me esmero un poco), hay algo que me produce placer: conocer la letra de quien me interesa, porque es como atisbar su despertar y atraparlo en el instante en que se mira en el espejo y no se reconoce. La escritura manuscrita es una lluvia de símbolos personalizados que nos dicen de las personas más que sus palabras y podemos tirarnos como motita de polvo y ponernos a gozar bajo y sobre esas gotas de tinta en el papel, oh sí. Lo hago. He sido polvo lloviznado. Soy.

Cómo olvidar aquellas cartas (las que ya nadie envía) en las que desde aquellos lejanos días y antes de abrir el sobre yo revisaba el remitente y buscaba el temblor o la firmeza, interpretaba el uso de tal o cual color de tinta, las mayúsculas, minúsculas, faltas ortográficas…

Y ahora, cuando es tan difícil ver de alguien la letra, tengo a veces que recurrir a artimañas como pedir direcciones que nunca usaré, pedir que me firmen de recibido, que me escriban una receta, que me den el e-mail, el teléfono, el nombre de una canción, a veces, frustrantes veces, no sé cómo conseguir un pedazo de palabra escrita, un trozo de vida plasmada en unas letras manuscritas…por eso me gusta tanto que dediquen un libro para mí, sí, más que ninguna otra cosa, por la letra…Aunque, claro, me parece que estoy mintiendo un poco en mi afán de describir mi amor por esas líneas, curvas, ángulos, puntos, círculos...

Pero la pretensión de la
grafología de averiguar, por las particularidades de la letra, las cualidades psicológicas de quien la escribe no es lo que me interesa. No, no, yo no pretendo eso. En realidad nada pretendo, sólo acercarme. Sólo conocer, sólo saber que mi amor está encaminado. Sólo tocar de cerca a alguien a quien la mano nunca tocaré, quizá.

Saber quién te enseñó a escribir que haces esa ene tan extraña que no parece letra, quién te enseñó a trazar las letras de derecha a izquierda, quién permitió que aprendieras a escribir trazando las letras de abajo hacia arriba, cuándo renunciaste a que tu letra fuera bella y decidiste dejarla en funcional…

Quiero saber por qué son tan redondas todas tus vocales, incluso el punto de las íes y las olas de la u, por qué escribes tan chiquito, por qué tan grande, por qué arrastras la ese, por qué no tildas la eñe
Saber por qué casi rompes el papel con la pluma, por qué casi no distingo tu letra de tan leve que es tu trazo

Hay letras que no olvido y reconozco rápidamente, la de Pina, otras inconfundibles, la de Conrado, de Casildo, la amada letra pequeña de Humberto (escrita hacia la izquierda y hacia la derecha, con tal desorden), la de Santiago, letra de zurdo (que tanto me gustan los que con la izquierda escriben, verlos escribir me maravilla). La bella y cuidadosa letra cursiva de Abigael (sé su secreto para hacerla)

Omar con su ge mayúscula como seis, el Roberto, letrita tierna y dulce, que se ve como dibujos de pájaro en la arena…

Y tu letra, para mí tan nueva y ya como tatuada en mi memoria, con mayúsculas abiertas, libres…

¿Quién me manda una cartita, quién me recadea, quién viene a firmar un libro de visitas…? ¿quién me da el regalo enorme de su letra?
Principios de la década de los setenta. Estaba en secundaria cuando nos entregaron algunas cartas de niños del país para que las respondiéramos, no hubo ninguna niña tan entusiasmada como yo por hacerlo. De las que respondí, recuerdo dos: un niño que se llamaba (deseo de todo corazón que aún se llame) Ambrosio Santiesteban Arzate (cómo olvidar ese nombre), su dirección era en Tijuana y nos escribimos dos tres cartas; otro, José Carlos Cabrera, en el Defe, Col. Clavería, luego en la Narvarte, muchas cartas, años intercambiándolas, crecimos escribiéndonos, por lo menos cuatro años lo hicimos, gracias al azar que hizo llegar a mis infantiles manos su primera (dónde estará, qué hará, cómo será, nunca lo conocí, él a mí sí, yo una provinciana de los fríos, él un niño de la ciudad –la única ciudad, decía Humberto-. José Carlos era músico, baterista, y me envió fotos, muchas- de su escuela, tarjetas navideñas, invitaciones a tocadas de su grupo… ¿dónde, José Carlos, que no supe nunca?). Después, empezó mi peregrinar entusiasta en el envío de cartas, escribí a personas que ponían (botellas al mar) su dirección en la revista “Rutas de Pasión” (actores italianos que moldearon mis gustos masculinos…jajaja ¿será?) Y así, me carteaba con Max (¡hola, Máximo argentino!) Luis Da Costa, de Brasil, decía que era poeta (o eso quería entender yo, porque portugués…); a Monterrey le escribí por muchos años (más de cinco) y me escribió Walter Fematt (siempre sospeché que ese no podía ser un nombre auténtico, por eso lo elegí para escribirle); cartas y cartas iban y venían (¿dónde ese que ya debe ser un hombre, tal vez con nietos?) y recuerdo que él insistía no pidiendo mi foto que igual no se la hubiera enviado, sino solicitando un rizo de mi cabello, así decía: “un rizo” y de dónde, cabello más lacio que el mío, pocas veces ( tal vez Mariana)… jamás consideré la posibilidad de complacerlo (luego, a esa mi tierna e impresionable edad alguien me dijo que con mi cabello me embrujaría y la idea de estar en Monterrey con alguien de nombre tan dudoso no me sedujo… bromeo, pero no del todo)…
Todas las cartas las conservo… Esas –de desconocidos cercanos- y las otras, -las de conocidos cercanísimos, y no tanto-, del Raúl (caballito), de Pina (muchísimas), de Arturo (el gato), Lupe, Vicky, Lupita, Ramón, Enrique (tantas), Darío… las cartas de Humberto (ya nunca las leo… porque no)

miércoles, 3 de enero de 2007

Sombras nada más

Estás acostado mirando el techo. A tu derecha, la luz suave de una lámpara que no recuerdas haber encendido (ni apagado, por cierto). Volteas a tu izquierda y ves la pared en la que tu perfil recién se ubica con desasosiego. La sigues viendo de reojo, distingues tus lentes, las enormes pestañas, una gran nariz que no parece tuya y, más abajo, la boca que ahora abres lo más que puedes. Levantas la mano derecha y la bajas con el dedo índice dirigido hacia el hueco entre tus labios. No has dejado de ver la pared donde también estás tú viendo un techo ausente. Tu dedo negro baja y entra en tu boca abierta. Te sorprendes al darte cuenta de la transparencia que es tu boca. Mueves el dedo dentro del orificio húmedo y tibio; tu dedo se mueve, lo ves moverse dentro de la cueva oscura y sientes cómo la lengua te acaricia la yema, la lame y rodea casi con avidez. Hasta entonces, cuando la ternura rueda de tu dedo y de tu saliva hasta el ombligo, te permites un pequeño vómito metafísico entre tu vida y la mía. Las lágrimas no tienen sombra, puedes deducir a tientas al apagar la luz.

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Al pie de la letra

Esta noche me acosté como al descuido, mecánicamente, no sé si cerré la ventana antes, si sacudí las sábanas, si acomodé la almohada. "En un papel que habré traído todo el día entre mi sostén y la piel, sobre el pezón izquierdo, escribiré su nombre". No sé. Me acosté porque presentí que era la hora de dormir. Así me dormí también: casi sin querer, sin darme cuenta. "Untaré sobre las letras recién hechas, saliva jugada largo tiempo entre los dientes". No sé si cerré los ojos aún despierta esperando que el sueño llegara o si, despierta, me dormí aún con los ojos abiertos. No sé si escuché música, si fue el silencio lo que me arrulló. No sé qué marcaba el reloj cuando sentí.

Mis pies. Alguien, como el rocío, toca mis pies. Son manos. Están frías, rodean los tobillos, sin apuro, o así lo siento, sacan mis calcetines, me estremezco al quedarme desvalida sin ellos. "Envolveré en el papel su foto, un cabello de la nuca, una pestaña y un pelo de mi pubis, arrancados". El roce sube ¿estoy sudando?, mis piernas están húmedas, es vaho sobre la piel caliente. Los dedos que caminan en mi piel arden, siguen ascendiendo. La humedad. "Quemaré el papel y todo lo que envuelve mirándome al espejo". Los ojos, no puedo abrirlos. Estoy confundida, los muslos se me queman. Las manos que acarician las rodillas piden ¿qué? Hago descender mi propia mano para saber de lo mojado y mis dedos son chupados, penetran en una boca que deja regueros de lengua acariciante entre los poros, mis rodillas se separan. "Y pediré por que esta noche vengas". Casi me muero cuando sé que es una lengua, la suya la que llega y lame como algún día prometiera. Quiero abrir los ojos. Ver...

Entonces me incorporo en un gemir y digo: Ugo...
Y desapareces. Y desapareces. Desapareces.

"No hablaré, jamás diré su nombre. Ya está escrito."

miércoles, 20 de diciembre de 2006

La virgen

De Clara Hilda aunque haya sido ausencia.
Para ella aunque no.

Quería alcanzar tantas alas volando. Y todos los pétalos derrumbados, sollozados por el viento. Y el batir de todas las frutas, llenando con sus alas de perfume, todo el aire. Y el olor de la lluvia cada vez más cercana le daba miedo. Y la desearía dentro del vientre, le picotearía con sus afiladas gotas las entrañas y le escurriría dulzura entre las piernas. Y poder querer y desear. Y que alguien la quisiera.
Todo eso quería y le daba miedo alcanzar alguna vez esas alas batiéndose y que fuera en retirada y que todos los pétalos azotados, aullados por el aire. Que todas las frutas volaran y se incrustaran en otras nubes y que no lloviera sino allá, y que el vientre se le apergaminara, seco, y a sus piernas jamás las mojara el dulce sabor de las gotas. Y no desear y que nadie nunca te quiera
.

lunes, 18 de diciembre de 2006

Gotas


Cagar. Con todas mis fuerzas. Terca, empecinadamente lo intentaba. Mi rostro rojo lo decía. El sudor corriendo por la frente, también. Mis gemidos deben haberse oído hasta la calle... Entonces escuché caer la primera gota, la otra y las demás: la lluvia... Con un repentino vacío cardiaco, desnudo, me puse en pie y me recargué en el marco de la puerta a ver pasar la lluvia. Pero sólo veía el agua resbalar de los techos, rodar sobre las hojas de los árboles más altos... el agua chisporroteaba al zambullirse entre los charcos diestros que con prontitud nacieron... Y te recordé: tus ojos limpios, los labios mojados, el cabello diminuto sobre el cráneo casi redondo. Y eché de menos tu lengua. Extrañé con goteante olvido tu ombligo en mi saliva... el perdido olor de tus axilas removió mis tripas y regresé a sentarme. Aquí estoy, perdido en la añoranza de tus dientes en mi sangre, y satisfecho porque, retacado en la lluviosa condición del día y el fangoso recuerdo de tus nalgas duras, puedo, por fin, suspirando, cagar.
tu voz es la manzana que muerdo
cuando tus dientes me regalan
el agitado modo en que respiro

jueves, 14 de diciembre de 2006

Tres poemas casi melancólicos


Solitarios zapatos enlluviados

dos dedos para alcanzar la nube
tres para la lluvia
con cinco llegará el granizo
con seis dedos lo nublado
y con siete
vientos mojados

sólamente cuatro
para llegar hasta el rocío
con ocho
la nieve acariciamos

(¿la espuma?
no se alcanza ni con nueve)


La noche

se llevó consigo

el aire manchado

y el tierno

sabor del olvido.


Cuando el agua cae
haciendo nudo la garganta
y el aire se divide
....................en trozos luminosos
te recuerdo

martes, 12 de diciembre de 2006

Explicación


“Como si la mitad repentina de su rostro cubierto por la cabellera negra se hubiera trasladado caliente debajo de mi ombligo. Ven, me dijo su media mirada.


Y fui.”


De Evodio, el Diario

lunes, 11 de diciembre de 2006

Retrato del veneno


Ella lo miraba desde arriba..... él tenía los ojos cerrados y expresión de angustia..... ¿qué piensa? se preguntó ella repetidamente mientras..... ¿qué siente?..... Mírame...aquí estoy.... quiso decirle pero no podía hablar.... ¿sabría que allí estaba ella?....que lo veía a ratos entrecerrando los ojos y entreabriendo la boca..... que lo veía desde arriba.... él abajo..... la pared ¿blanca? enfrente..... Ella se lo preguntó.... él dijo que no necesitaba abrir los ojos para verla..... Ella no le creyó..... y pensó que estaba equivocada al permitir el regalo de su lástima..... Él fingía que le regalaba placer..... Y sí, pero con lástima..... la lástima envuelta en el coloreado placer.... atada con esas manos fuertes que sostenían su cadera mientras ella lo veía darle su lástima..... desde arriba ella no podía dejar de pensar.... de sentir que sólo era lástima.... pero a su cuerpo esas consideraciones no le importaban..... si estaba tan bien él adentro.... si su lástima era caliente a su cuerpo no le preocupaba ningún razonamiento...... Ella no se lo dijo..... él lo negaría.... tal vez se escudaría en el enfado.... y ella se sentiría aún peor si él se enojaba con ella así... que siguió permitiendo que su lástima se moviera adentro..... que la hiciera líquido.... que no abriera los ojos.... que pensara que no era ella la que lo rodeaba y mojaba..... Ella sufrió..... tal vez él también..... Ella lo duda..... Quiere que no.......... Fin

viernes, 8 de diciembre de 2006

Melodía

Estaba dormida cuando te oí, te moviste junto a mí, tarareabas una dulce melodía que desconozco… y te pregunté, somnolienta: ¿me hablaste?
Y tú.

Olvidando el protocolo de la vida y de la muerte, dejando de lado las reglas elementales del decoro y la cortesía, olvidando que un muerto no puede aparecerse ni hablar sino sólo en sueños, me besas y dices: “No, mi amor, duerme.”

jueves, 7 de diciembre de 2006

Estoy, si decirlo pudiera
como aquel a quien por las mañanas
se le despuntan las ideas
de tanto filo al alba
de tanto sol
en pleno ayuno

así como a quien se le van las risas
en las noches
de todo ese querer nocturno
de todo el llanto negro y estrellado
en plena sábana…

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Para Miguel Ángel
Morir

He visto muchos perros muertos, algunos ya pudriéndose.
Nunca, sin embargo, había visto cómo atropellan y muere un perro. Estábamos, como si una tarde oscurecida cualquiera fuera (eso era), mi padre, Mariana y yo, afuera, en un jardín o no sé cómo llamarlo de enfrente de la casa, antes de que empiece la calle. Oí el tronido antes que ver: al perro girando un poco como en cámara lenta, luego cayendo, rebotando en el cemento, mero enfrente de nuestras miradas, moviendo las patas y empezando a soltar toda su sangre. Debo confesar que casi me desmayo, vomito o no sé qué. Mariana quería salir y ver de cerca esa muerte, muchos niños sí corrieron a ver como aquel animal dejaba de serlo. Como si hubiera estado ensayado y aquello fuera sólo una representación, los niños más grandes después se lo llevaron, lo colocaron adentro de una bolsa y desapareció, alguien sacó una manguera y lavó la mancha que siguió corriendo, cada vez más diluida mancha roja y corredora…

Luego, Mariana ya dormida, sentados mi padre y yo en el porche, él me contó de una vez que estuvo por horas lavando la mancha de sangre de un compañero minero que murió. Me contó que estaban adentro de la mina y que el hombre que pronto moriría colocaba cargas de dinamita entre unas piedras, muy alto el espacio arriba suyo, y vacío. Una piedra cayó y le tiró el casco de seguridad… la segunda piedra lo mató, pequeña pero que cayó desde muy arriba… estaba solo y se desangró. Sus compañeros lo supieron o presintieron cuando llegó hasta ellos, que estaban muchos metros abajo, el hilo de sangre, mensaje que los hizo correr, llegar, avisar y sacar a aquel minero ya muerto. A mi papá le dieron la orden de lavar y lavar, hasta que no quedara rastro de aquello. Recordó otras cosas después. Cuando él cayó no sé cuántos pies (los mineros de aquí miden en pies), inconsciente a una especie de embudo donde se trituraba el material y cómo su salvación fue precisamente la sangre suya que corría y llegó hasta abajo del embudo avisando que no siguieran con el trabajo… Amo estar con mi padre y agradezco que él busque estar y hablar conmigo.

Así le decía a Miguel y él me contó de otra sangre que corrió cerca de él, en otro tiempo, en este mismo país. Nuestra vida se sostiene con historias, la vida ya pasada es nuestro esqueleto, y el andamiaje de lo que estamos o queremos construir.

Para vivir.

lunes, 4 de diciembre de 2006

...dos casi iguales
.......(pero no)

..........uno
¿qué voy a recibir del aire
cuando atraque la luz
y me incendie?

..........y otro
fugaz y volátil luciérnaga
¿qué menjurje frotarás
con temor
en mis alas
esperando tal vez
un incendio?

jueves, 30 de noviembre de 2006

A Isabel Gámez Tapia, abuela

Se llama llorera

Llorera.
Como la vida.
la muerte que llegó con tal ausencia.
Con tal.
Con cuál.
Llorera.

Abuela
hay algo que tengo que decirte.
Ese rumor que llega en las mañanas frías
del silencio
te llama.
Dice tu nombre
te grita
..........el pobre.
No sabe
que no responderás
...................ya nunca
cuando alguien quiera verte.

No contestas
para la vida
tus ojos y el oído de tu corazón
están en caracol cerrado
y frío.

Este lunes incierto no sé.
Cómo me llamo.
Cuál es mi nombre, cuál mi llama.
Con qué palabra nadie me grita.

No me llamo tierra
casi estoy segura
tampoco reconozco el nombre barro como mío
ni el nombre de la muerte
hace que mi pena voltee a ver quién llama.
Ese nombre está contigo.

¿Me llamaré rocío, relicario, uña quebradiza?
¿Acaso mi nombre será arroyo?
¿O acaso pozo seco?

Mi nombre es el tuyo, abuela.
¿Tú cómo te llamas?
En ese sitio mudo y hueco
¿a qué nombre respondes
sin tus rezos, sin ventanas y sin santos?
No sé cómo llamarnos, abuela
en esta noche sin respuestas.

Con cuál voz dices de fantasmas
tesoros escondidos, el puente calladito
el cruel caballo y la cigarra
el río.

¿A quién le dices de gatos y serpientes
de fuegos en la grieta oscura del sueño
seducido?
¿A qué muertos arrullas, abuela
deshojándole tus muertos?

Abuela
¿Qué soy?
Me dejas convertida en manantial
salada esponja.
Me escurres al olvido.
Me dejas.

Con palabras dulces
te me vienes a la lengua
con la chúcata
con las melcochas
con el azúcar tostado
atole y con las portulacas.

Portulaca enmohecida
huele la izquierda de su mano
y envidia
al puño de tierra que sostiene el llanto
por su muerte.

¿Y la lluvia, abuela?
¿qué te dice?
Aquí la lluvia ni suspira
no abre para nada el ronroneante gotear
del habla cristalina.
parece que te extraña
con esa liquidez del ojo cuando te lloramos.


Pero la lluvia, abuela
cómo susurra los espantos y las soledades
las veladoras prendidas
.........................y el silencio.
La lluvia, abuela
cuánto inventa
cuánto llora.

La lluvia, abuela
te acompaña.

Llorera
.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Instrucciones que no sirven de nada

abrir ventanas venas los labios manos y palabras deshilar todas las redes abrir todo lo que puede ser abierto la vulva el mar quedarnos en silencio levar el ancla las flores abiertas a todo lo que dan cortar con los dientes las amarras los ojos bien abiertos y las piernas que nada nos sujete para que nos habite sin pantano que nos detenga para que nos transforme sin raíces que nos jalen para siempre en un cadáver más como millones de muertos que pueblan el más allá

porque ya estamos solos pero nos falta soledad

lunes, 27 de noviembre de 2006

Poema deseoso

Perderse en un perdido
y minúsculo grano
de arena.

Ser ese ser oscuro
que dormita
ausente
dentro de los sueños.

Pasar de la inmovilidad
musgosa
de los hongos
al sedante movimiento
del gusano
muerto.

(acurrucado, vuelto recuerdo
del agua tierna
del roce tibio
con la fiel y suave
indiferencia
de lo que todavía no nace y sabe
sin embargo
lo que aún no pierde)

sábado, 25 de noviembre de 2006

Apenas un dolor

… me duelen los caballitos, la rueda de la fortuna, el tiro al blanco, y el tiro al negro. Sobre todo me duele la mujer araña y sus lamentos; me duelen los payasos, las manzanas enmieladas; el algodón de azúcar (el azul más) y los enanos me duelen; me duelen los cacareos de las gallinas de mil alas, el hombre más fuerte del mundo, el tigre, el remolino chino y las carcajadas me duelen…

- Pero yo sólo pregunté si querías…

… y también me duelen los rifles, las municiones, el becerro de tres cabezas y el mundo de las serpientes; me duele y no sabes cuánto la mujer barbuda y el cielo de los espejos; y las fotos en llavero me duelen junto con los cohetes; me duelen los muñecos de cuerda, los elotes con mantequilla, los churros calientes y las sillas voladoras…

jueves, 23 de noviembre de 2006

Si pudiera sostener el polvo que acumulas
avarientamente entre los muslos
calentar su suavidad un poco
para después, sin prisa
soltarlo ente los dedos
y dejar que caiga como un arroyo espeso
que blancamente corre;

Si la frescura amarga habitante tierna
de tu axila
lograra acomodarla un día en un armario
entre líquidos, sábanas y arañas espumosas;

Si permitieras que mi boca se acercara
al oscuro desierto de tus huecos más perdidos
para depositar saliva fermentada;

Si el cabello creciera lo suficientemente liso
para poner morosamente
en cada poro de tu piel
la ceniza que me pone los ojos
como cruel higuera…

Tu rostro se transformaría paulatinamente en otro
el llanto rodando hasta el ombligo
y sonriendo lejos sin apenas darte cuenta;

Si quitaras el velo que cubre la punta de tu lengua
morirías sin saber siquiera lo que pasaría…

Si el camino que se pierde en tus abismos
lo poblaras de puentes colgantes y escaleras,

Si dejaras de encajar las uñas en las ganas que te tengo
te crecerían en el vientre y en las piernas musgos
hongos y plantas trepadoras…

Antes de morirte
húmeda
y jugosamente.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

parada en esta esquina paralela
a los pasos más turbios
de la noche escueta
parece que una piedra atravesara
los caminos y veredas
y todo lo que lleva al sueño

los grillos, los pequeños ruidos
y el silencio ya no son capaces
y el ambiente se pone cada vez más tenso

por eso me coloco en este pedacito
de ciudad maltrecha y encogida
para tratar de parecerme un poco al viento

porque quisiera llevarme volando entre el cabello
tantas horas muertas y entumidas
y arrastrar el polvo del recuerdo
y zumbar con él entre los techos

lunes, 20 de noviembre de 2006

La noche carga todos los secretos

Hace frío, viento
tendrás que suavizar tu respirar
para no despedazarnos en silencios

¿Por qué te llamas viento
si sabes a alcanfor, a anís
......................... y a incienso
si sólamente tienes para dar
agua y espejos
por qué te llamas viento?

Tendrías que llamarte arroyo
turbulento
O pozo
...... seco.

jueves, 16 de noviembre de 2006

Es una pretensión inútil
acumular palabras
para derribar paredes
….............……………………y ventanas

¿Cómo decir:
……………........tírate al suelo, casa
……………........vete a la madre, techo?

¿Cómo lograr
que la puerta resquebraje su silencio
o la cortina pierda florecitas
o la silla y la mesa se nos pierdan?

¿Cómo convenceremos a la cama
………………………………….................de su repentina muerte?

¿Con qué palabras le diremos al geranio
que no huele?

¿Y cuál discurso
y cómo lo pronunciaremos
para despedirnos
……………..........……y por siempre
del espejo?

miércoles, 15 de noviembre de 2006

Estamos muriendo
a paso de tortuga
en un riel mojado por la lluvia

Estamos muriendo
con este cabello terco
que nos ata a los caminos como hierba oscura

Estamos muriendo
con los besos escaldados
de tanto comer caricias a destiempo

Estamos ya muertos
casi con gusanos pero florecidos
y con grandes ganas de seguir muriendo

martes, 14 de noviembre de 2006

Para que te traigan

Gusano
………......tráemelo con polvo
enredado en telarañas
arañita tierna
………......tráemelo
relleno de musgo
hongo
………......tráemelo en silencio
oquedad celeste
jineteando un rayo
………......tráemelo luz
en una botella
………......tráemelo lluvia
empapado en charcos
gota de frío
relleno de nube
viento
………......tráemelo nublado
ojo de los cuervos
con batir oscuro
………......tráemelo
campana de hielo
lento y tembloroso
………......tráemelo
balada del cascabel
………......tráemelo sonriente
………......tráemelo piedra
endurecido
anillo de fuego
………......tráemelo en la llama
………......tráemelo
sauce llorón
aunque gima y se resista
………......tráemelo
recuerdo.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Historia de amor

Estaban en el polvo
tendidas con la boca despierta
...............................hacia el oscuro cielo.

El caminaba, la sonrisa
........................en los bolsillos
el ombligo lleno de agua.

Tropezó con ellas de improviso
se fue de bruces como mariposa
...............................muerta
y se cortó las pestañas y el aliento
con las puntas dulces y afiladas
de las estrellas que estaban
con las piernas bien abiertas.

sábado, 11 de noviembre de 2006

Liquidez

Ya me voy arrepintiendo de ser agua
ya me estoy cansando de mojar
de correr entre las piedras
de arrastrar
entre basura y lodo
las estrellas.

viernes, 10 de noviembre de 2006

Desde que te fuiste

Me sobra la sombra
me estorba
me estira
me arrastra
me cansa

Creció como barco de vela
en sólo unos minutos

Se mueve jalando su baba
me hace cosquillas en la nuca
me llena de sudores
me acongoja el alma
y me seduce

Me sobra la sombra
me enfanga
me empuja por los callejones
mete su ligero pie
y hace que me caiga en charcos

Me estorba la sombra
me espía
me rompe

Me mata
y sin remordimientro
termina derramando lágrimas
sobre mi tumba

jueves, 9 de noviembre de 2006

Si una noche despiertas tembloroso
sintiendo que el regreso es un camino cierto
que podrías pisar impunemente
ojalá recuerdes que el tiempo
se lleva sin remedio
al fondo de las cañerías
y a lo más profundo de las soledades
todo lo que a su paso encuentra
el fracaso las horas muertas y el otoño
a veces…

Será mejor que vuelvas a dormir
con la certeza de que sólo
pierdes un recuerdo amargo
que desde hace rato
apesta.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

tu ausencia:
un bofetón en la sonrisa
una patada en el ojo
un jalón de orejas
un piquete de alacrán
en el ombligo

martes, 7 de noviembre de 2006

qué digo
con este grito salado
que no sale

qué hablo
con el nudo lugar comunísimo
que machaca
mi palabra

sin tu boca y sin tu lengua
¿cómo haré para nombrarte?
¿cuál esquina del deseo
recorreré sin tu saliva
para guiarme?

sin tu ombligo para cabalgar mi pelo
¿qué demonios haré con este llanto
si no estás para beberlo?

amor
mi ausente

lunes, 6 de noviembre de 2006


Tu recuerdo es un sueño
un montón de escombros
un pasillo inundado
de serpientes

tu recuerdo es un grupo
de ángeles parados
en la esquina
esperando por la lluvia

que voló hace tiempo.



te tiré al polvo
te aventé al olvido
pisoteé con silencios
tu recuerdo



Hay quienes no pueden quedarse
y quieren detener la noche
como si fuera tren
para regresar al día
en que fueron niños

Y no se puede

Oh, no

viernes, 3 de noviembre de 2006

La hora

Las nueve y diez
me duele el corazón

Tendré que alimentar un trigo
y hacer una escalera de agua
para escalar ruidosamente
la escarpada ladera de la noche

Tendré que sofocar un gato
con mastuerzos
y ponerlo de almohada
por si vuelves

Tendré que orar a las estrellas
muertas
y hacer redes con flores secas
en mi ombligo
y en mi pelo

Porque ya son las nueve y doce
y el corazón me duele.

jueves, 2 de noviembre de 2006

A Luis Rey

Tengo un corazón ardiendo
entre las manos
y no sé a quien pertenezca

En alguna de esas noches

Noches llenas de difuntos
que son como recuerdos
de historias oídas
en otros idiomas
lo pusieron
me lo dieron a cuidar
lo encendieron
y desde esa oscuridad lejana
no hay nada que con estas manos
yo pueda tocar
sin sentir que de mi tacto
estoy atrás

Para Manuel, Guaymas


La confusión es neblina que cubre cualquier calle

Alcanzamos a mirar al gato
ladrándole al conejo equivocado.
Quisiéramos, en ocasiones, convencerlo de su condición
felina
en este sitio
donde los peces navegan en un aire enrarecido
dejándose atrapar por manos
que quisieran atrapar
la vida

Lo inútil se hace soledad
somos amantes de la luna
y la tocamos
como tocar
por fin
la sepultura

miércoles, 1 de noviembre de 2006

El último recurso

Torcerle el brazo derecho al sueño
hasta que llegues
extraerle los ojos a la almohada
y ponerlos en sal
hasta que llegues

jalarle los cabellos a la sábana
morderle los dientes a la colcha
poner arcoiris silenciosos en todos los rincones
levantar con machetes las uñas de la alfombra
sin miedo aguijonear la risa
hasta que llegues

tenderme como muerta en los cristales rotos
y cerrar bien los ojos para verte
cuando llegues

martes, 31 de octubre de 2006

abrí la puerta de aquel silencio
y allí estaba adentro
acurrucada como pollito
tu repentina
ausencia

sábado, 28 de octubre de 2006

jueves, 26 de octubre de 2006

Para Pina, para Emma.
Para Francisca, Fidelia, Ivonne, Inés, Flavia
Lucina, Mirna ,Marilú, Tania y Renée.
Para Mariana Isabel
.

El Dragón


Vereda, no camino
para vestir muñecas con arrullos tiernos
y luego desvestirlas de impaciencia
con el aburrimiento de la curiosidad satisfecha.

Las muñecas empaparon nuestra ubicación
nos dieron la certeza insólita
del oeste
lugar en el que nunca viviremos.
eternas habitantes del deseo y el temor.

El camino, no vereda
señalaron con sus mordisqueados dedos
las muñecas.
Y mientras, el cabello,
exhibición del disfraz,
se enredaba
germinando en peines, trenzas y jalones.

Paseamos por las añoradas playas del verano,
los imaginados callejones de la persecución oscura,
las ciudades de oro, el polvo de las carreteras,
los salones lujosos, la plaza y todas las lunas...
calzadas con tacones ahuyentados sin permiso
de las madres
y de sus cajones.

Fuimos muertas
nos lloramos en los corrales
tendidas en la sombra de los árboles frutales
bajo el cobijo de las flores calientitas.
Nos sentimos muertas. Creímos en el sufrimiento,
y rezamos inmisericordemente antes del llamado
para la tarea
el baño o alimento que resucitaba nuestra vida niña.

Fingimos la boda
los divorcios, la viudez, los hijos, la risa
y los dolores.
Aprendimos de la lluvia el desconsuelo y la humedad
el irse, no llegar
y los relámpagos.

Ahora, cuando el aire dulce sostiene su mirar
atardece y nos envuelve.
Como un cerco sutil nos cerca.
Como un barco fugaz
navega en nuestra piel
y tiembla.
El aire nos penetra porque somos de papel,
nos hunde en un silencio falso.
Como cruel sirena
canta, nos convence y vamos
con los brazos extendidos
como nos enseñó la muñeca:
A morir
ahogadas en un espejismo
líquido
que vuela

Llegó la muerte
la ausencia es verdadera
y a nosotras nos gustaría vivir en una iglesia
sin ventanas
ni puertas
o arriba de una higuera
todo el día manoseada por la lluvia
y toda la noche acosada por el rayo.
No aprendimos de la muerte sino el dolor
los opacos ojos de nuestras muñecas.
no sabemos de ella
no entendemos por qué las manos vacías
y la flor ya seca.

En una madrugada solitaria
tratamos de ver el rostro en el espejo
de una hoja en blanco.
Abrimos los ojos
y el sobresalto nos hiere
cuando vemos el mensaje ausente.

Todas queremos ser palomas
saciar la sed
en charcos recién lloviznados
y en cambio aguantamos dedos y mordiscos
porque somos el dragón
sin dragón
el puro fuego.

La soledad:
Un muro pelón
estorbo derrumbable
para brincarlo
recargar la embriaguez
o sobriedad que nos convenga.
Un muro pelón
para orinar, poner grafitis
para pintar mentiras
o verdades que se borran
con la lluvia, el sol o más pintura.
Un muro pelón
sin puertas, ventanas, ni agujero de ratón
sin enredadera firmemente
abrazada a los cimientos.
Un muro pelón
y frente a él, en fila, estamos.

Porque somos el dragón.

Nos hemos escondido
han contado hasta diez.
Morimos con el corazón arrebatado
atrás de los espejos
parecidas a los hilos de agua
de la telaraña en el reflejo.

Pero nos encuentran.

Salimos tras la luna
desorbitados los deseos
de esfumarnos
y estamos escondidas dentro de los calcetines
con el sudor fresco y excitado
arrinconadas en la página final del libro más polvoso.

Pero nos encuentran.

Saltamos los cercos
nos arrastramos abajo del viento
callamos nuestro pelo escandaloso
con arena fría,
masticamos el respiro, lo tragamos,
sacamos fieramente la lengua mentirosa
de nuestra muñeca,
pisamos y no se oye porque no avanzamos.

Pero somos puro fuego
y nos encuentran.

Siempre.

miércoles, 25 de octubre de 2006

Sucede que en algunas ocasiones, muy de vez en cuando, no llevo registro del suceso, ni creo que merezca nota alguna
(a pesar de tal creencia escribo esto para decir que:)

Algunas veces
El llanto es un desierto
Que me roba la humedad
Mientras me moja

El llanto en esas raras veces es arroyo mar laguna río brisa lluvia soledad es pergamino pútrido olor papel seco pétalo escupido

Pero es sólo a veces
Ya casi ni lo digo

estamos en la vida y no logramos
saber
si somos
telaraña
flor carnívora
o ventana
en esas ansias de aprehender
al otro
el que no sabe si es insecto
o aire fresco
luchando por entrar

martes, 24 de octubre de 2006

(Mariposas) amarillas

Siempre atravesamos un baldío (poblado) de matorrales espinosos y llenos de flores (moradas), hay una vereda (tortuosa), y Mariana va enfrente, eso me permite ver (amarillo sol) cómo al ritmo de su caminar, las mariposas se mueven, la rodean (parece que salen de su cuerpo). Al final (del caminito) hay una planta más grande que las anteriores y Mariana ( siempre) se detiene frente a ella, se inclina y con (tierna) meticulosidad, atrapa mariposas, las toma (con mucho cuidado) con dos dedos a veces otras con las dos manos, haciéndoles una jaula (provisional), les ve la cara (según dice) y las deja ir (una y otra vez)… la apuro y no quiere (abandonar), mientras eso hace las mariposas (amarillas) revolotean, como si la retaran y le dijeran falto yo, tómame a mí. (A mí asústame).

(Tómame…) ¿cuántas mariposas (amarillas) se necesitan para que parezcan multitud de vuelos (en el sol)? ¿Cincuenta, treinta?. Diez son (veinte alas), muchas… (demasiadas).

Una sobredosis de belleza (y de fragilidad).

lunes, 23 de octubre de 2006

Trenes nocturnos

En ciertas madrugadas
cuando el sueño no es definitivo
y aún el ruido y los aromas pueden inquietarme
hay trenes que con su silbido me arrancan
a jalones
de ese terreno escabroso
que aún me pertenece
y todavía no es sueño.

Son capítulos de un libro de metal nocturno
parece que acarrearan muertos
como aquellos muertos de novela
o aquellos otros muertos de la vida cierta
y pienso entonces en mis muertos
en todos esos muertos que viajan sabe Dios
en cuáles trenes
mirando quién sabe qué paisajes
detrás de ventanillas que no se abren
diciendo adiós a los que despedimos
su recuerdo.

En ciertas madrugadas
cuando todo podría reencontrarse
y el dormir es casi lo único posible que nos queda
después de los terrores diarios
llega el murmurar profundo del gusano
el paso lento de vagones ronroneando
sobre el riel
y los durmientes.

Nosotros, que dormimos
y tal vez soñamos en amaneceres
como una posibilidad ignota
somos despertados a veces bruscamente
cuando pasan y untan su chirriar nocturno
esos rectangulares espacios
desvelados huecos que se mueven
guiados por caminos de metal.

Quién los lleva
me pregunto
a dónde irán.

Y en el colmo del soñar y despertar a ratos
la representación de un muelle como destino final
llega a mi memoria que duerme e inventa:
un muelle de niebla
con maderas rotas, pobladas de seres
mojados
esperando obtener un pasaje
que pudiera hacerlos despertar
Tal vez son estrellas marinas
que desearían volar

Considero la remota
la lejana
la imposible
brisa
Sostengo la esperanza de una imagen
borrosa entre la bruma del sueño
de mares estrellándose en las ruedas
y vías derritiéndose en la sal.

A veces, esos trenes
desvelados buscadores
de tesoros
desvelados muertos
de las pesadillas
me hacen creer
que ya he muerto
y navego buscando mi tren
mi pedazo de noche
una ventanilla tras la cual mirar
y decir adiós
como todos los que ya no están
traqueteando sobre un camino
de hierro, de piedras y sed

Y en esas ciertas madrugadas de susto
a veces despierto del todo
Y sé:
son trenes cargados de cobre

Me digo:
son cajas reptantes, mensajes que no se reciben
destinos que no son
sino lugares vacíos que se mueven
de allá para acá.

Son trenes resecos
vagones rellenos de aroma profundo
pozos de materia muerta.

sábado, 21 de octubre de 2006

Números para una espera

uno

Repletos de ausencia
llenitos hasta el tope
de recuerdos.

Así te esperamos.

En las noches naufragamos
entre las cenizas
sin madero que nos salve.

dos

Permaneceremos ciegos
hasta verte.

No tendremos tacto
sin tocar tu piel.
ni pies sin caminarte.

No seremos dueños
de la bofetada
sin golpearte.

tres

Así, muecas en la risa
te esperamos.

cuatro

Estaremos rodando en las aceras
seremos blanco fácil
de escupitajos y patadas.

cinco

Indefensos en la espera.


Montón de mentirosos

Las mentiras blanquean el aire de esta noche.

No hay eclipse.

Se envicia el círculo verbal
no salimos
no entramos
no podemos mover un solo dedo.
Solo miramos a los ojos
la manera turbia
del aburrimiento.

Los dioses derrochan sus favores
somos los privilegiados desagradecidos
sin culto
sin sacrificio, sin doncella.

Tú eres un montón de mentirosos.
¿Para qué comerte el corazón?

Nos dieron el lugar, el nombre
nos pusieron el colchón de lluvia
saldamos nuestras deudas, propusimos
tomamos las plumas de colores
pagamos el disfraz
y con tinta despiadada
tatuamos en la lengua
del que hablaba
el oscuro silencio
atravesado por setenta flechas
desechables.

No hay eclipse.
Montón de mentirosos.

¿Para qué quiero tu corazón
si ya no quiero?



El recuerdo es animal siempre despierto
que exige agua y comidita diariamente

Hay que vacunar a nuestro animalito
podría contagiarse de la rabia
que a veces nos invade
cuando nos mete el pie
el recuerdo

Ese animal insomne para siempre

viernes, 20 de octubre de 2006

poema para un gato muerto

estaba muerto
el gato
(era color blanco con manchas grises
o negras
tal vez lo gris era cemento
lo negro sólo sangre seca
y lo que vi blanco pudiera ser la muerte)

no tenía un color el gato
pero estaba
muerto

le brotaba una mueca
de ternura y de miedo
una máscara sucia de fiereza
con una dentadura
que parecía el esqueleto
de un insecto muy flaco
que muriera sonriente después
del apareamiento

estaba tirado el gato
recibiendo indolente
el sol de mediodía
en plena mediacalle
metiéndole el pie a cualquier ojo
tuerto
haciendo con las cuencas podridas
guiños grotescos

se defiende ese gato
y está muerto
sacándole la lengua maloliente
a los que pasan sin ningún muerto
a cuestas
que en la mirada les duela
cuando voltean por descuido
y ven
sólo un pobre gato
descolorido
golpeado
y para colmo:
muerto

jueves, 19 de octubre de 2006

Destino

Ya todos estos escalones
suben, bajan por su cuenta
y extienden su caricia acompasada
en oscuros pasillos
alfombrados de amapolas
........................muertas

No puedo avanzar ni leve
ni violentamente
es escozor el tiempo que paso
..............................atenazada
por el deseo de llegar al gozo
que me espera
al fin de esta escalera
.......................in
.........................ter
............................mi
..............................na
................................ble



Crees que resulta fácil
pensar que mueres
y al frío roce de la piel
te muestras asombrado
cuando ves qué fácil
es escuchar
al viento quejumbroso
en la distancia

y te piensas árbol
derribado por el rayo
y te crees pez nadando en un desierto

pero no mueres
es sólo el día
que otra vez pasa


adentro de mis ojos
mis oídos, mi boca, mi garganta
hay un suicida

que se arrastra, que se cuelga, traga mil venenos
se corta las venas, urde posiciones
se pica en soledad, se carcome en el dolor
se devora las uñas en la angustia

dentro de mi vida
hay un suicida que no muere

y por lo tanto
muere siempre


Son quién sabe cuántas horas
derrochadas
de este día

Ya hace sol
y desde anoche
no es tu piel
mi almohada.

Para R C

Estrella de mar
brillando en la salada noche
cúmpleme un deseo:
sé fugaz
y encandila para mí
a ese hombre

Aprendizajes:

Aprendí del deseo
por tu cuerpo

Y de los gatos
el maullar
y los silencios


Gracias al abismo de la muerte
aprendí a llorar más quedo y lastimoso

como lloro aún

( pero muy pocas veces)




¿A dónde te me fuiste mientras me quedaba?
¿Dónde te quedaste mientras me venía?

Yo soy alguien
que en la noche tiembla
porque no hay espacio
ni piel
ni tiempo
que me sostenga

miércoles, 18 de octubre de 2006

Puerta de Entrada

Mariposas ciegas
tocan con sus alas rotas

a mi puerta

Abro las ventanas para que entren
y tomen un café conmigo
que estoy sola
y hace viento

pero ellas se empecinan
en seguir con su diatriba táctil
a mi puerta

Llamo al perro
para que las corra a dentelladas
y no viene
parece ser que por ciertas caninas razones
él también prefiere la entrada por la puerta

El gato sí querría seguro
espantarlas con maullidos
y en caso de suicida terquedad
deshacerlas con sus uñas rojas

Pienso

Y a fin de cuentas no lo llamo
porque me molesta el polvo
de las mariposas muertas
que sella mi puerta

Entro y salgo por ventanas
chimena, tubos de ventilación
mangueras...

Pero ya nunca por la puerta


Las mariposas ciegas no lo entienden
y siguen tocando con sus alas rotas
a mi puerta.

martes, 17 de octubre de 2006

versiones para un desencuentro

primera:

Me dieron ganas de encontrarte
acorralado
luchando por quitar de tu memoria
el raro mecanismo de tu miedo;

me dieron ganas de encontrar
tu llanto en la congoja
de este día gris y moribundo
y, sólo hasta ahora, dolerme de tus ojos.


segunda:

Me dieron ganas de no hallarte
nunca.

Ni siquiera allí
donde el mar se desbarata
y se construye
en olas.



En el cuerpo de un hombre
una mujer puede hallar
agua para beber
o sed


estos días desde que me faltas
me duelen
como una astilla clavada
en el ojo
derecho

la noche es un desierto mojado
y en él
se ahoga tu recuerdo

recogí del viento los pétalos
para reconstruir la margarita
mientras digo
sí, sí, sí

así

amor

lunes, 16 de octubre de 2006

Enumeración de nuestra casa

1

Paredes de papel
desvencijadas
Ladrillos de aire tibio
temerosos de caer
ante el menor aliento.

Ventanas de rocío dibujadas en la niebla.

La lluvia es la cortina
y el cristal es un respiro.

2

El techo se nos hace nube a cada rato
y se nos viene encima
cuando hablamos fuerte
y si gritamos
nos cae en la cabeza encenizándonos
desde las uñas de los pies
al último cabello de la nuca.

3

No tenemos puerta
sólo este cruel candado
nos mete el pie si pretendemos
la salida.

Es una cerradura de vapor helado.
no se deshace su neblina
ni con alaridos
ni pedradas.
Con nada nos deja el paso libre.

4

Así está
la casa que se cae constantemente.
Así está la cama
sostenida por aguajes dulces.
Así estamos tanto
que flotamos
y la silla...

5

Que se cae la casa
con todo lo que tiene adentro
con todos los gemidos
su piso
y sus helechos.

Se derrumba nuestra casa
el espejo empañado
y el espacio lento.

Se nos cae y las almohadas
nos asfixian
las veredas húmedas
que llevan hasta el sueño.

6

Y a pesar de no dormir
y no tener el aire suficiente.

Aunque tenemos la ceniza
hasta en la lengua
la lluvia en el cabello
el papel aleteando en los oídos
el respiro encristalado en la mirada
y el ombligo lleno de agua.

A pesar de los derrumbes diarios
de las explosiones tenues
y del llanto...

7

Un candado de vapor helado
impide que salgamos.
no deja que corramos
cada uno por su lado.

Este candado con su llave adentro
no permite que perdamos
de los ojos
uno
al otro.

viernes, 13 de octubre de 2006

En el hipocampo

Quiero un tren

Quiero un tren en la memoria
y no lo tengo

No puede mi recuerdo
hacer llegar al puerto enmohecido
ni el naufragio
ni la sal
que no sentí en la piel
porque no tuve
nunca fui, no he sido
náufrago, sirena
ni ola nunca tuve

Hurgo en el pasado
desentraño oscuras imágenes
hay ríos, serpientes gorgoteando
que me dicen que no están, que no estuvieron
y rostros ajenos con mirada de fotografía vieja, dolorida
y ni un solo tren
en mi memoria
ni un ahogo en la profundidad salada

Las casas de mi infancia
y los relámpagos
ruedan por los arroyos llenos de polvo caliente
pero en la herrumbre del tiempo
no hay trenes
para poder por fin largarme de esta ausencia
que me cansa

Quiero un tren y no lo tengo

El tren con remolinos y ventanas
redondos o cuadrados agujeros
sepulturas de paisajes y recuerdos

Quiero un tren.

jueves, 12 de octubre de 2006

A Humberto Lavín

La sal de los inviernos

Nos llevará algún tiempo.
Cualquier memoria requiere
más que un silabario
entumecido
en las paredes de los cuerpos.

Parece que no sirven ya
los puentes
ni el añejo miedo a los suicidas
impide que calcule cuántas melodías
has escrito
en el infierno
o en el cielo si compones
si te encuentras
si aún.

Hay verbos y palabras imposibles
que no dejan.
Letras y sonidos
angustias y significados
rasgando las velas con las uñas dulces
para que no zarpen
las naves.
Para que sigamos.

Aquí.

La nieve es blanca
las sombras suelen ser oscuros
jirones de terror nocturno
que rondan por los callejones
el viento sopla
los perros mueren solitarios
las espinas pinchan
nosotros caminamos
otros duermen
despacito
algunos ríen.

Las tardes son ancianas silenciosas
tejiendo despedidas
la noche es un lugar
lleno de ruido
no hay nada que pueda llamarse
descanso.

Los carnavales
allá en la lejanía
presumen su amarillo.
Aquí
vestido de nubes cargadas
con olvidos
el gris lo cubre todo.

Elijo con cuidado las palabras
las bautizo con significados aparentes:
astrolabio: azul amate
barquillo bermellón: borato
escribo con espejos
guayabas y gardenias
humedecidas humaredas
tortuga-torre, torrencial-trasbordo.
me envuelvo en los sonidos
parece que enloquezco
ya no entiendo:
frontera, profuso unisonar
félido, cajones, silepsis, vegetar
lastre necromancia
ver (de) fenecido.
Muerto.
Difunto.
Cadáver y qué más.

En el recuerdo eres añil rocío
que agoniza a mediodía
el olor a sal de los inviernos.
el frío del metal.

Nos llevará algún tiempo.
porque la música ya nunca.
porque tus manos jamás.

miércoles, 11 de octubre de 2006

Una vez hace algún tiempo en ese lugar llamado fábula donde los animales hablan y nos enseñan moral, a una mamá cuervo se le perdió un hijito, así que anduvo buscando y preguntando hasta que alguien (otro animal, claro) le pregunta cómo es el cuervito perdido y ella responde: “es chiquito, mira con ternura, sus plumas brillan como el sol, es más bello que un cisne… Ah no, yo lo que vi fue a un cuervucho flaco, bizco y con pocas plumas, iba por el río… “¡Es mi hijo, es mi hijo!” –dice la mamá cuervo corriendo a encontrar al cuervo más bello: el suyo.

Cuando una madre ve a su hijo se desconecta la zona cerebral donde se encuentra la capacidad de juicio crítico. Hasta Mariana lo sabe con otras palabras desde hace tiempo, ¿sabes que tú eres la niña más hermosa? le pregunto… sí, ya sé ¿y cómo lo sabes? Porque cada mamá tiene al hijo más hermoso del mundo, el de ella, me dice. Si continúo explicándole así la vida, como si de literatura se tratara, sospecho que nunca me creerá.

Esto pasa en menor medida con los amigos también, no vemos sus defectos, algo se nos desconecta cuando los pensamos, hablamos con ellos o los miramos. Mis amigos son casi perfectos (guapos, simpáticos, talentosos, casi los mejores), me complace tenerlos. La diferencia es que la zona cerebral del juicio crítico no se desconecta permanentemente con ellos. De eso no quiero hablar.
Con los hijos sí es para siempre la desconexión. Santiago será siempre el niño, joven hombre más bello, siempre que yo lo vea. No hay otra niña tan linda como Mariana y así será siempre. Para mí.

Y me pregunto. ¿Qué pasa cuando amamos? ¿El ser amado (ohohoh, lugar más común no encontré) tiene acaso defectos? … Es hermoso, es bueno, gentil y dulce… y además es muy inteligente, mira bonito, huele bien, su voz es sexi.

¿Qué más pedir a nuestro cerebro?
Las estrategias para la preservación de la especie dan esos alicientes y más, tienen razón.

Mejor un poema:


Manos

Soñé que era un pulpo
y en ese lugar oscuro
hueco húmedo y callado
que desconozco
y que soy yo
por dentro
tres fuertes corazones
se agitaban locamente

soñé que era un pulpo
y que podía moverme
en las aguas de un mar frío
con la fácil apariencia
de embriaguez
en los ahogados

soñé que era un pulpo y que podía
llenar la vida con tinta
al ritmo entusiasta de mis ocho
tentáculos

pero he despertado y no encuentro
ni adentro de mí
ni en la piel mojada
ni en la cama
algo que por su color o movimiento
o que en su mirar denuncie
a un corazón latiendo

pero he despertado y mis manos
que sólo son las dos de siempre
únicamente pueden
con torpeza
derramar regueros de tinta
en los papeles ya muertos


Quisiera poder
de nuevo
dormir

martes, 10 de octubre de 2006

En esta noche dulce

ni el perro reconoce el olor
de mi gemido.

Parece que el mundo se volteó
de espaldas
esta noche calurosa
para no mirar ni de reojo hacia el lugar
que habitan mis pisadas

En esta oscuridad enmielada
no me reconoce la luna
ni mi voz, ni las palabras

En esta noche de regreso
cuando paso
y aspiro el perfumado murmullo
del olvido
soy una especie de fantasma
clandestino
un vaho que no es
sino rumor difuso
solitario



Ven

A ver si vuelvo a sentir algo
a ver si con tus manos
me transformo en polvo lloviznado

Ven
a ver si con tu voz
sobre mi lengua
me vuelvo agüita azucarada

Ven
A ver si resucito
con tu aroma



Parecen iguales (pero no)

Éste:

Te tomo y te desgajo
entre mis dedos
escurres jugos ardorosos
que se caen
de gajo en gajo


Y éste otro:

Exprimo con los dedos torpes
de mi mano sabia
el jugo
que cuelga a jirones
de los gajos
en que te conviertes cuando
exprimo con los dedos sabios
de mi mano torpe...

Anochece la lluvia entera
y me dispongo a soltar los nudos
para recordar tus gotas

lunes, 9 de octubre de 2006

Vocal bucal


Un camión repartidor de refrescos se llevó consigo un poste cercano a mi casa y nos dejó sin luz (quiero decir sin música, sin leer, sin escribir, sin tele, sin luz en la mesa… con sólo unas velas en mi casa oscura a mediodía). Así estuvimos todo el sábado y parte del domingo. En la tarde del sábado, bajé a mi recámara a pensar, a descansar, recostada en mi cama… así estaba cuando oí los pasos cautelosos de Mariana que llega y se acurruca en mí, la abrazo y me dice estás dormida, no, abre la boca me pide al tiempo que busca mis labios con sus dedos siempre dulces, sin desconfianza obedezco y ella mete… algo ¿qué es?
Allí me doy cuenta por primera vez de la oscuridad, de lo oscuro que está el mundo, de que no hay luz, que no veo nada, que tengo en la boca algo que no sé qué es. Es pequeño, unos centímetros, mi lengua me dice que es una cuenta de collar, pero también me dice que tal vez sea cristal, aunque luego rectifica y me dice que no, no es frío, parece pulido, no tiene aristas, pero no es redondo, forma hexagonal… tal vez. Le doy vueltas en la oscuridad caliente y húmeda de mi boca, mi lengua no lo reconoce, envía señales confusas, temo morder porque parece demasiado sólido ¿qué es? Pregunto a Mariana, y ella sólo ríe quedito… Y decido apretar los dientes en el desconocido objeto, lo hago con cuidado, y al hacerlo, adentro de mi boca se derrama el placer, es dulce y líquido.

¿Te gustó, quieres más? Sí, claro, respondo apabullada por las sensaciones y Mariana de nuevo con sus siempre dulces dedos me da a comer un puñado de granos.

De granada dulce y roja (granate).
De granada sostenida y líquida.

Aquí está muy oscuro dice. Luego se va.


Va un poema sin dedicatoria (y sin título):


Cansada de tenerte
tanto y tanto
............................harta detenerte tanto
de nadar en tu saliva
............................en versos detenerte
tanto y de tanto tenerte
............................en mis deseos tanto
exhausta de tenerte
............................en mis dedos detenerte
de tenerte sólo en sueños
............................y en mi lengua
........................... tanto detenerte
entre mentiras
de tenerte
............................tanto

sábado, 7 de octubre de 2006

Esta noche quisiera
más que nada
tener tus ojos cerca
poder poner mi boca sobre ti
y morderte.


Ve tú a saber

Ve tú a saber, amor
de dónde sacaremos filo
para cortar tanto ombligo
que anda suelto.

Ve tú a saber, amor
si el tiempo
retornará a secar
el llanto de los perros.

Ve tú a saber, amor
cuál de los nombres
repicará con armonía
en este lodazal de tu memoria.

Ve tú a saber, amor
cuándo estos dedos
podrán estrangularte
dulcemente.

Ve tú a saber, amor.



Llueve

Me tiro de cabeza
a darme un chapuzón
entre tus piernas

viernes, 6 de octubre de 2006

Por favor, platícame
cuéntame ese cuento de mi muerte
dime que aún no llega

quiero que tu lengua certifique
mi respiro
mis palpitaciones

muerde esta manzana que es mi cuerpo
y dime
declárame en la vida:

viva



No eres tú el que moja mi entrepierna
no eres quien me vuela en los límites del desconcierto
no eres tú y sin embargo
contra esta certeza de saber que no eres tú
no sé quién sea éste
que yo quisiera fueras tú.

Porque si tú no eres
quién es éste
que moja mi entrepierna
y tiene en su lengua tu textura



Si cuando mojas el dedo gordo
de mi pie en tu boca
pudieras hablar
tal vez dirías:

Qué sabor salado
que ternezas me esculcan
el recuerdo
cuando lamo la tierra
que juntaste
en el camino




Mi corazón es liviano
es pluma de buitre
manchado.


No sé qué voz escucho
que me dice susurrando y en sollozos
que me tire
que me estoy tardando

que el abismo
nunca espera



A veces siento miedo
de que un día
los pájaros que crías con esmero
me coman la cabeza




Todo se me está muriendo
te invitamos al café

Corta este diente de león

También



Trituré incontables hielos con mis dientes
muchos limones chupé
y mil y otras gotas lamí

Tú a mi boca ¿qué le ofreces?

lunes, 2 de octubre de 2006

¿Habrán enmudecido los atardeceres o yo estaré más sorda cada vez?
Hace años que no sonambuleo. Los caminos a ciegas ya no atraen mis pasos.

He sido barco
naufragado sin tu piel
sin tu sudor en diez tormentas
en veinte tempestades sin tu lengua
en mil noches serenas
sin tu bandera me hundo
sin tu faro estoy perdida
sin timón
que me contenga he sido barco
naufragado
¿Cuándo vienes
y me coges
mano?
porque estoy al borde del abismo.
Y tiemblo


No hallo, no puedo
no sé
no quiero
no encuentro
no veo
no entiendo

no me queda claro el mundo
no aprendo a vivir
me muero viviendo
Mis amigos

El puente espera
tiene fríos los pies
hundidos en el agua
desde hace mucho tiempo

Las piedras que lo forman
crujen porque los días
con furia las golpean

Hay que apresurarse
cruzar a los niños
nuevecitos y calientes
y dejar atrás el recuerdo
lo tantas veces dicho, el estorbo

Ya la luna sale
el puente se ha desvanecido
aullando lo vimos
desaparecer

Quedamos solitos
ante el mar y el viento
mirando nuestras largas uñas sucias

No hemos muerto porque somos muchos
los que no hemos podido cruzar
eso parece suficiente

Lo es.